¿Político o abogado?
Esta semana EL DIGITAL informaba a sus lectores de la incorporación, apenas cinco meses después de dejar el cargo, del exministro de Justicia, Rafael Catalá, al consejo de administración del bufete de abogados anglosajón Herbert Smith Freehills en calidad de asesor del despacho internacional. El diputado nacional del PP por la provincia de Cuenca se asocia a la firma donde coincidirá con viejos compañeros de partido como el exministro Josep Piqué y Leopoldo González Echenique, quien fue presidente de RTVE entre 2012 y 2014. Otro movimiento que refleja de forma inequívoca lo cotizado que pueden llegar a estar en este país los antiguos depositarios del poder político entre este tipo de bufetes y consultoras internacionales.
Unas puertas giratorias por las que transitan con demasiada frecuencia una extensa lista de políticos de primera fila que hacen de estas instituciones y los consejos de administración de eléctricas, bancos y grandes constructoras su modo de vida. Individuos que con la excusa de su calificación y formación se les contrata más bien por sus contactos privilegiados y el conocimiento de los entresijos del Estado. Ahí están los casos del expresidente del Gobierno José María Aznar fichado por el bufete de abogados estadounidense Latham & Watkins; Jordi Sevilla que dejó su escaño para entrar en PricewaterhouseCoopers (PwC); y el expresidente de Castilla-La Mancha, José Bono, en la nomina de Cremades & Calvo-Sotelo, entre otros. También los exministros populares Manuel Pimentel y Eduardo Serra transitaron tras su paso por el Ejecutivo por bufete Baker & Mckenzie y la consultora Everis, respectivamente. Otros no esperan a ser contratados y constituyen sus propios despachos de abogacía y consultoría. Es el caso, por ejemplo, de MA Abogados, fundado por los exministros conservadores Michavila y Acebes.
Dentro de esta variopinta amalgama de políticos que salen tan esplendidamente colocados hacia el mundo de los negocios, cabe destacar la honradez y honestidad demostrada por otro político bien conocido en Castilla-La Mancha: Adolfo Suárez Illana. El que fuera candidato a la presidencia de la región en 2003 por el PP e hijo de una de las figuras clave de la Transición en España, Adolfo Suárez, acaba de dar un paso muy poco frecuente entre la clase política en España. Tras su reciente designación como presidente de la Fundación Concordia y Libertad, creada por el PP, y confiarle la organización de la convención nacional del partido, que los populares celebrarán el próximo mes de enero con vistas a las próximas elecciones, Suárez Illana ha abandonado la presidencia internacional del bufete de abogados Ontier que ostentaba desde 2010. Un gesto poco habitual del probable candidato del PP a la alcaldía de Madrid en las próximas elecciones.
Sostiene el nuevo presidente del PP en Castilla-La Mancha, Francisco Núñez, que su gobierno marcará diferencias sobre el de su antecesora, aunque es bien sabido de su influencia electoral en favor del exalcalde de Almansa. En el diputado nacional por Cuenca tiene una buena ocasión para argumentarlo. Catalá estará ahora más ocupado en su nuevo y bien retribuido destino en Herbert Smith Freehills que en visitar y atender a los ciudadanos conquenses que a buen seguro no precisan de políticos a tiempo parcial.