No hay sosiego para Liberbank
Parece que el sosiego imprescindible para el normal desarrollo del negocio bancario no acompaña a Liberbank ni a sus trabajadores. Una trayectoria que en el caso de la desaparecida CCM no ha podido ser más abrupta desde el momento en el que la autoridad financiera de este país determinase su intervención y posterior venta a Caja Cantabria. Un recorrido escabroso que se ha venido saldando con el sucesivo cierre de oficinas, y la regulación, despidos, o traslados de numerosos empleados. Un proceso que aún no ha concluido, tal y como sospechan los sindicatos.
Una vez finalizado el necesario proceso de concentración de las cajas integradas en Liberbank (Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura), y tras algunos rumores de fusión siempre desmentidos, el banco asturiano inició hace algunas semanas la apertura de negociaciones para fusionarse con Unicaja. Una transformación en la que la entidad malagueña actúa como líder por su mayor tamaño tanto en activos como en beneficios. Al cortejo acaba de incorporarse de manera poco amistosa Abanca, que la pasada semana confirmaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores “la existencia de conversaciones con los principales accionistas” de la entidad asturiana para una “eventual operación corporativa”. Unas negociaciones que la entidad presidida por Pedro Manuel Rivero negó a la CNMV, y que ha obligado a Abanca a hacer pública este lunes la misiva dirigida el pasado viernes a Liberbank confirmando la operación corporativa, “muy beneficiosa tanto para Liberbank como para sus accionistas y empleados”.
Tiene ahora el consejo de administración de Liberbank hasta el próximo 1 de marzo para responder al banco gallego, que también ha solicitado “información interna de la entidad como paso previo a culminar la adquisición”. Una documentación confidencial que la CNMV “no va a permitir” entregar, por el posible condicionamiento que pudiera tener cuando la OPA en firme a Liberbank se pudiera hacer efectiva. Abanca pretende con esta operación crear “una de las entidades más solidas y solventes del sector financiero español”, con una presencia muy desataca en territorios como Castilla-La Mancha.
Se abre de nuevo otro periodo de incertidumbre para los trabajadores de Liberbank en esta región acerca de su futuro en el banco. No obstante, en el caso de concretarse la operación con Abanca, las consecuencias en cuanto a regulaciones de personal y cierre de oficinas serían imperceptibles en la región, pues el banco gallego no tiene presencia alguna en Castilla-La Mancha. Todo lo contrario con Unicaja al existir un importante solapamiento de oficinas especialmente en la provincia de Ciudad Real. Otro proceso, coincidente con el cambio de gobierno en Andalucía, en el que la participación política no está siendo ajena. En este caso ligada a sus principales accionistas: las fundaciones de ambas entidades, unos entes controlados históricamente por las respectivas administraciones autonómicas. Un condicionante que se espera solventar con el menor deterioro para una plantilla harta de continuas incertidumbres.