Pocas empresas en Castilla-La Mancha se han instalado en su territorio con el entusiasmo y consentimiento generalizado que Puy du Fou. Un puente de plata que las diferentes administraciones y otros organismos han tendido generosamente en favor de los empresarios franceses ante la notoriedad del proyecto. Muy pocas han sido las voces discrepantes con la instalación de un parque temático sobre la historia en las proximidades de la ciudad de Toledo. Tan sólo Ecologistas en Acción y Queremos Saber la Verdad de Puy du Fou que han venido advirtiendo inútilmente y ante la indiferencia generalizada una serie de objeciones acerca de la construcción de parque, su funcionamiento, medioambiente, contratación de personal, y hasta la prohibición de fuegos artificiales en sus instalaciones. Un proyecto con una elevada inversión, número de puestos de trabajo creados, y un previsible aumento del turismo y negocio dentro de su área de influencia.
Parece no importar a los promotores del parque semejantes declaraciones, ni tampoco al resto de organismos que apoyan su construcción. En cambio, sus impulsores reflexionan ahora acerca del anuncio emitido por la Comisión Nacional del Mercado de Valores acerca de la rentabilidad de este tipo de instalaciones, un comunicado enviado por otro operador de entretenimiento. Parques Reunidos, acaba de anunciar a la CNMV que ha decidido resolver sobre la marcha los contratos de tres centros de ocio en Nueva York, Lisboa, y Madrid, y el abono por su cancelación de 42 millones de euros a sus socios inversores al no obtener el crecimiento rentable y sostenible previsto. El de la capital madrileña, situado en la Estación del Norte, sería, de haberse llevado a cabo, el primer parque urbano de ocio en Europa. Unas instalaciones que contarían, entre otras atracciones, con un circuito de desafíos, un muro de escalada, un simulador de movimientos de última generación, cines en cuatro dimensiones, y escenarios de realidad virtual.
Esta drástica determinación ha sido motivada tras realizar Parques Reunidos un análisis pormenorizado de los resultados obtenidos por otros parques urbanos que la empresa tiene abiertos en España, a los que ahora “implementará medidas de ahorro de costes y mejoras de eficiencia que tratan de mejorar su rentabilidad”. Para el operador, los beneficios de todos estos centros se encuentran “por debajo de la objetivos de retorno esperados” según explican en una nota a la CNMV. En la renuncia ha tenido que ver también el freno experimentado por el extraordinario ciclo expansivo que el sector turístico español ha vivido en los últimos años. Un compartimento económico que ya advierte los primeros síntomas de agotamiento, y anticipa una nueva caída de turistas este verano tras la recuperación de los destinos turísticos del norte de África.
Ha sido un organismo regulador, a instancias de una empresa de la competencia, el que ha sembrado alguna duda sobre la viabilidad y rentabilidad de este tipo de parques en nuestro país y sus posibilidades de desarrollo. Unos síntomas, no obstante, que no deben limitar el entusiasmo generalizado mostrado hasta ahora por una inmensa mayoría a favor del parque Puy du Fou. Una cautela debida, eso sí, para un proyecto tan beneficioso para la ciudad de Toledo en el que hay depositadas tantas expectativas en su desarrollo por parte de promotores, mediadores, pymes y trabajadores.