Tasas turísticas
Un tema recurrente estos días en Castilla-La Mancha, coincidiendo con la celebración de Fitur en la capital de España, está siendo la implantación de una tasa para sufragar los sobrecostes derivados de la actividad turística en la región. Una fórmula similar a la que vienen practicando una gran parte de las grandes ciudades europeas y algunas en nuestro país. Una iniciativa que presentará próximamente en las Cortes regionales el grupo Izquierda Unida-Podemos, al no tener los ayuntamientos capacidad legal para crear este impuesto individualmente. Unas tasas, por ejemplo, que en Berlín y Colonia suponen para el huésped un incremento del 5 por ciento en el precio de la habitación, de 0,25 a 5 euros por noche en París, y 2 euros en Lisboa. Más económicas todas ellas que en Roma y Milán, las más caras de Europa, donde se cobran siete y cinco euros, respectivamente.
El sector en Castilla-La Mancha, hasta ahora reticente a su aplicación por el temor de restar competitividad con respecto a otras zonas turísticas del país y también por el engorro administrativo que su recaudación pueda suponer para los pequeños y medianos establecimientos, parece ahora conforme si el destino final del impuesto es para la promoción del turismo regional. También la Administración autonómica se muestra dispuesta a contemplarlo si para ello existe acuerdo entre todas las partes implicadas. Una gestión de los recursos obtenidos que bien puede realizarse a través de la colaboración público/privada, y que además genere las menores molestias posibles a los hoteleros y, por supuesto, a los turistas. Un procedimiento, no obstante, que no puede seguir sustentándose gracias a la “enorme” precariedad laboral, cada vez mayor, que existe en el sector, según denuncia CCOO de Castilla-La Mancha. Un déficit que en absoluto se corresponde con las mejoras en la contratación y en la calidad del empleo que se viene registrando en el conjunto del país.
Cuando los ajustes del gasto público son moneda corriente en la Administración, y los diferentes organismos públicos no aportan los fondos suficientes para la promoción del turismo, la iniciativa puede ser una buena alternativa para que esta tierra mantenga el liderazgo turístico de nuestras ciudades, pueblos, y parajes más emblemáticos. Unas tasas, en definitiva, como apunta el vicepresidente de los hosteleros de la región, Alfonso Silva, que reviertan en beneficio propio del sector y que sirvan para mejorar o mantener la oferta turística, patrimonio histórico, y de nuevas infraestructuras que puedan llevarse a cabo en Castilla-La Mancha.