Absentismo político en Gilitos
Cuando al principio de la actual Legislatura los diputados de las Cortes de Castilla-La Mancha decidieron recuperar el salario que les privó María Dolores Cospedal durante su mandato al frente del Gobierno regional, el presidente de la Institución, Pablo Bellido, justificó el nuevo sistema retributivo y demás gabelas como “muy conveniente” para poder realizar una adecuada labor de control al Gobierno regional. No hacían falta más protagonistas y argumentos, ni patronal ni sindicatos. Al fin y al cabo quien decide sobre el sueldo de los políticos más allá de los formalismos son ellos mismos, auténticas agencias de colocación dedicadas a engrasar una red clientelar que proporciona trabajo y salarios a una multitud de afiliados, simpatizantes y familiares. Con semejante consenso entre sus señorías, en efecto, tan sólo hicieron falta cinco minutos para que quedase aprobada la propuesta.
Mas tamaña anuencia a la hora de subirse el sueldo no está siendo correspondido con el tiempo que los diputados autonómicos dedican a tales menesteres, al menos algunos. Las pellas de los parlamentarios son frecuentes en Gilitos, principalmente entre los líderes de los dos partidos mayoritarios. Ante semejante holganza por parte del PP y PSOE, el grupo Ciudadanos (Cs) en las Cortes regionales ha decidido registrar una solicitud de convocatoria de la Comisión del Reglamento y Estatuto del Diputado para valorar la ausencia “sistemática” de diputados de ambas formaciones en las sesiones plenarias de la cámara autonómica. Una actitud bien distinta a la de los parlamentarios de la formación naranja siempre presentes en estas convocatorias.
Aunque el coronavirus está obligando a muchas compañías a enviar a sus trabajadores a desarrollar su jornada laboral en casa otra epidemia, de absentismo en este caso, parece haberse instalado en las Cortes de Castilla-La Mancha desde hace tiempo, incluso escaño de distancia mediante entre políticos. Una calamidad laboral que afecta principalmente a determinados parlamentarios del PP y PSOE, y no precisamente por haberse advertido signos preocupantes en su salud, más bien al contrario. Está bien que los diputados autonómicos perciban un suelo digno por el desempeño de sus funciones institucionales una retribución, por cierto, que muchos de ellos tendrían muy difícil alcanzar, incluso más baja, fuera de la política. Así, al menos bien puede exigírseles que a cambio desempeñen con dedicación y presencia el cargo para el que resultaron elegidos por los ciudadanos de Castilla-La Mancha.