Demasiado politiqueo
En Castilla-La Mancha desde que se activó el estado de alarma por el coronavirus se han echado en falta camas, personal sanitario, confusión en la toma de datos, insuficiencia de medios… más en absoluto carencia de medidas aportadas por los diferentes partidos y otros organismos. Ahí vamos bien servidos, a cientos para afrontar la pandemia desde todos los ámbitos: sanitario, económico, laboral, social y jurídico. Planteamientos en muchos casos más propios de la ciencia ficción que de la realidad que nos invade.
El más afanoso en la materia en Castilla-La Mancha está siendo el PP, que asegura disponer de más de 200 propuestas -al parecer tras reunirse con otros tantos colectivos- para abordar la recuperación de la región de esta pandemia. Medidas que el PSOE regional no ve por ningún lado, aunque sí algunas de “corta y pega”, además de entretenerse el partido de Paco Núñez en liderar los bulos sobre el coronavirus en la región, según su secretario de organización, Sergio Gutiérrez.
Menos prolífico en propuestas resulta Ciudadanos que, intentando purgar errores anteriores, muestra ahora su apoyo al Gobierno regional para amortizar los efectos de la pandemia aunque, según la portavoz de la formación, Carmen Picazo, sin “tomarse en serio este asunto”. Mientras, el equipo técnico de Podemos -quizás en busca de una identidad perdida que evite definitivamente su disolución en Castilla-La Mancha- exige más concreción sobre el plan de recuperación económica anunciado por el Gobierno regional, aunque sin proponer medida alguna.
Tampoco IU Castilla-La Mancha ofrece gran cosa ante la pandemia, “más hechos y menos palabras” resume su coordinador regional, Juan Ramón Crespo. Vox, por su parte, no se anda con disquisiciones y directamente exige la dimisión del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, por su “nefasta y criminal” gestión realizada durante la crisis sanitaria generada por la pandemia del coronavirus. Palabras mayores.
Además de contra la Administración regional, son también muchos los que aleccionan en diputaciones, ayuntamientos y otros organismos, elevando sus particulares medidas en contra de las opiniones de los expertos y, por supuesto, de sus respectivos gobiernos. Todo un síntoma de la política del ruido que nos invade en este país para buscar un minuto de gloria en los medios de comunicación. Es tiempo de arrimar el hombro y no de jugar al politiqueo, al parecer el propósito de la oposición. Una etapa en el que la calamidad varía con gran rapidez, y donde se debería evitar la sobreactuación y la bronca para sacar lo antes posible de la desolación a esta tierra.