“España vaciada”, una incógnita política de inciertas consecuencias
Una parte de este país está harta de verter reivindicaciones que se diluyen por no encontrar el cauce adecuado. Y esto bien lo saben las cinco provincias de Castilla-La Mancha, integrantes del grupo de las treinta que en toda España han inscrito en el Ministerio del Interior un nuevo partido político: “España vaciada”.
Territorios ubicados en diferentes comunidades autónomas, hastiados de la inacción de las respectivas Administraciones en sus legítimas demandas. Una determinación que ha sido tomada en asamblea por sus promotores en una reciente reunión celebrada en el Monasterio San Miguel de la Victoria, en Priego (Cuenca). Una coordinadora que agrupa a 160 plataformas que trabajan en 28 provincias de 12 comunidades autónomas. La propuesta deberá ahora concretarse en forma de mantener una marca local en cada provincia, o participar bajo unas siglas unitarias en todo el país.
Una decisión que a nadie puede sorprender visto lo que dan de sí los diputados nacionales del PNV, los independentistas de ERC y EH Bildu, o los regionalistas de Cantabria y Canarias. También de Teruel Existe con un diputado y dos senadores en las últimas elecciones, y muy conscientes todos ellos de estar presentes en las Instituciones del Estado. También de su capacidad de influencia y coacción en las medidas políticas que se toman y afectan a cada uno de sus respectivos territorios y de otros.
La aparición de nuevas organizaciones como “España vaciada” en el panorama político nacional y autonómico de este país puede tener en el futuro un impacto importante que por ahora resulta difícil de precisar. Sin embargo, expertos demoscópicos señalan al PSOE como el más perjudicado y en menor medida al PP y la derecha más extrema, a la vista de lo acontecido con formaciones similares como la de Teruel Existe. Una estructura que también puede condicionar los resultados autonómicos de las dos Castillas y Extremadura, territorios donde gran parte de su población se encuentra afectada por esta despoblación.
En definitiva, un órdago al bipartidismo al que acusan de haberles olvidado, con la pretensión de constituir grupo parlamentario propio, e influir en el apenas inteligible tablero de los equilibrios políticos actuales. “España vaciada” puede marcar de esta forma las políticas del Gobierno y, de paso, el camino hacia un reequilibrio interterritorial más justo. De ser así, frenaría el actual diseño de un país que se está construyendo a costa de un enorme vacío territorial de actividad, población y servicios en gran parte de su extensión.
