Sin la banda sonora de la inolvidable Whitney Houston, el alcalde de Pantoja (Toledo), Julián Torrejón, ha querido emular a Kevin Costner en “El guardaespaldas” y escopeta en mano -taladrada e inutilizada- ha recorrido las calles de su pueblo haciendo de ídem. En este caso, como escolta de un supuesto papa en un desfile de carrozas con motivo de las fiestas patronales. Para dar una mayor difusión al dislate, el regidor no ha tardado en subirlo a Facebook por si también el sketch, digno de concurso, pudiera llamar la atención de los ejecutivos de Netflix y fuera merecedor de honores de serie de televisión con el galán pantojano en el papel de Frank Farmer.
Para quien no ha pasado desapercibida la secuencia ha sido para las huestes socialistas que de inmediato han respondido con otra escopeta, la mediática, acusando al peculiar guardaespaldas de “una actitud insólita e injustificable para un responsable municipal con la que, además, incumple la ley". Tampoco para el delegado de Gobierno en Castilla-La Mancha, Francisco Tierraseca, que no ha desaprovechado la ocasión para unirse a la causa y anunciar una propuesta de sanción a Torrejón por parte de la Guardia Civil, al estar prohibido “portar, exhibir y usar armas fuera del domicilio, del lugar de trabajo, en su caso, o de las correspondientes actividades deportivas, cualquiera clase de armas de fuego cortas y armas blancas". Para calmar el esperpento, el presidente provincial del PP, Carlos Velázquez, ha anunciado que reunirá al Comité de Dirección del partido para analizar los hechos protagonizados por el alcalde de Pantoja y actuar en consecuencia.
Cabe pensar que un político -un personaje sobreexpuesto y supeditado permanentemente al escrutinio de medios y redes- debería ser algo más precavido de lo habitual y esforzarse para no ponerse en evidencia. Tarradellas afirmó que “en política se puede hacer de todo menos el ridículo”. En efecto. Mas el sketch interpretado por Julián Torrejón haciendo de guardaespaldas y desfilando, escopeta mediante, por las calles de su pueblo sería divertidísimo si lo hubiera protagonizado Rowan Atkinson y no el alcalde de Pantoja, convertido para la ocasión en un particular Mr. Bean de su tierra.