Dentro de las estaciones de servicio conviven varios modelos de negocio, que van desde el operado por las grandes petroleras hasta el de los empresarios independientes, pasando por los hipermercados. Estos últimos siguen ofreciendo precios más bajos que la media en los surtidores, además de explotar la simbiosis comercial de llenar el carro de la compra y el depósito del automóvil.

Se trata de un buen reclamo para el consumidor, principalmente cada vez que se encarecen más los carburantes. Carrefour y Alcampo tienen clara esta estrategia, precedida por su experiencia en Francia, donde este modelo está generalizado, hasta el punto de copar el 60 por ciento de la comercialización de gasolina y gasóleo para turismos.

En Castilla-La Mancha, están abiertas quince gasolineras en otros tantos hipermercados que facilitan este servicio a mejores precios. Unos postes operados por Carrefour (5), Eroski (3), Alcampo (4), Leclerc (2), y Simply (1). Una proporción similar al número de estaciones de servicio que operan en los diferentes supermercados. Una relación que en España encabeza Carrefour, con 147 establecimientos, seguida por Bonarea (52), Eroski (50), Bon Pero (42), Alcampo (33), Leclerc (19), Simply (18), El Trébol (3) y Condis (2).

Carrefour ha cerrado el año como líder indiscutible entre los hipermercados que operan gasolineras. Lo ha hecho en un momento en el que los carburantes  registran encarecimientos interanuales del 6 por ciento y en el que más del 80 por ciento de los surtidores marca precios superiores a 1,2 euros por litro de gasolina y a 1,1 para el gasóleo. Los hipermercados ofrecen en sus más de 350 estaciones de servicios en todo el país de más de dos céntimos tanto para el litro de gasolina como de gasóleo, según los últimos datos de la CNMC, que ha llegado a cifrar esta diferencia en más de cuatro céntimos. La brecha es aún mayor si se tiene en cuenta que Carrefour ofrece un 8 por ciento de descuento adicional a sus clientes y Alcampo, cinco céntimos por litro.

Para ofrecer precios más bajos, las grandes superficies renuncian a buena parte de los márgenes y sacan partido de ventajas como el uso gratuito del suelo y las facilidades administrativas. No se ha demostrado que vendan a pérdida, de modo que las gasolineras tradicionales, pese a las escaramuzas jurídicas de algunos pequeños empresarios, tienen asumido que deben competir en el negocio con las grandes superficies.