Los tertulianos, la extrema derecha inexistente y Franco
Ahora que todos son socialdemócratas, PP, PSOE y Ciudadanos, y que los únicos que conservan esencias vetustamente rancias son los neocomunistas de Podemos, se han convenido en resucitar a Franco para tener contra quién meterse, ya que en esencia ideológica no tienen qué decirse o reprocharse los unos a los otros. De los nacionalistas no hay nada qué decir por por su inmarsecible incultura e insignificancia intelectual, aunque la tengan electoral, consecuencia de una de las grandes aportaciones de la idolatrada transición: la ley electoral gobernada por las teorías del señor D`Hondt.
Si uno lee columnas o escucha tertulias, se verá con marcada transparencia las intenciones de cada cual en las invocaciones a Franco que, por si alguien no lo sabe, murió hace casi 43 años. Por un lado, los que quieren desenterrarlo no para construir un nuevo modelo, que sería la aspiración del doctor Frankenstein, sino para fastidiar a parte de los españoles que le tienen en aprecio y agradecida memoria. Y por otra, a los que recriminan esas aspiraciones desenterradoras pero no pueden evitar avisar que ellos nunca fueron favorables al Caudillo, aunque cuando él murió ellos fuesen excelsos y sabihondos adolescentes.
Si en el columnismo o tertulia emitida contemporáeas se ha leído u oído algo más patético que las justificaciones de antifranquismo para acreditar un argumento contra las pretensiones de rehabilitar al Generalísimo como enemigo político, o incluso desenterrarlo, es que se está más a Telecinco que a leer periódicos, con perdón. Es más, hay quien incluso, para sustentar su retahíla doctoral acude a comparar a Podemos con una extremaderecha que sólo existe en el imaginario adolescente de algún gurú tertulianés y en los que andan buscando con quién entablar una guerra a la que no irán ellos, pero sí sus huestes.
La socialdemocracia no sólo afecta a los partidos políticos, sino que ha impregnado a lo que Jaime Campmany bautizó como la cofradía de la columna. Sin que lo apreciemos los lectores, se dedican más renglones o chácharas a la autojustificación que a lo que se defiende o critica en el aserto. Es fantástico asistir como espectador a ver cómo izquierdas y derecha -en España no existen los mediopensionistas- idolotran a Franco, todos como enemigo, y todos como referencia para construir un pobre artículo... como este mismo, por ejemplo.