¿La tremenda historia de qué barco da la razón a Page sobre el Tajo?
Embarcadero de Lentiscais (Portugal) a su paso por el río Ponsul, afluente del Tajo (Foto: El Periódico)
Que el Tajo es una especie de cloaca gigante a su paso por Toledo es una evidencia que salta a la vista. Que nadie hace nada por remediarlo es otra certeza ya que a pesar de que se viene denunciando desde hace décadas, no solo no ha mejorado la calidad y la cantidad de agua sino que ha ido a peor. Los partidos políticos de Castilla-La Mancha se han esforzado por hacer ver que trabajaban para remediarlo y han centrado sus tiros en el trasvase Tajo-Segura, pero han logrado muy poco. Todos están contra el trasvase, pero curiosamente utilizan argumentos distintos, incluso contrapuestos, dependiendo del gobierno que haya en Madrid. Es cierto que ahora se ha acentuado el espíritu regional y parecen más decididos a defender, de verdad, los intereses de los castellano-manchegos en relación con el agua.
Algo que ha llamado la atención del Gobierno de García-Page y que lo usan como argumento contra los trasvasistas es la tremenda historia que está sufriendo el llamado Crucero del Tajo, un barco de ocio y turismo que hace una ruta fluvial muy interesante entre Extremadura y Portugal. Lo ha publicado Miguel ángel Muñoz Rubio en un magnífico reportaje en El Periódico de Extremadura, donde cuenta que la ruta de Cedillo hasta Castelo Branco a través del crucero Tajo-Internacional se ha suspendido a consecuencia de la sequía.
El Decreto de Albufeira establece que para que el Tajo tenga vida y caudal ecológico, "el Reino de España debe soltar a la República Portuguesa 2.300 hectómetros cúbicos anuales. Como el año hidrológico termina cada 30 de septiembre, a España le restaban 200 hectómetros por soltar para cumplir su cupo. El agua no se pudo sacar de Alcántara dada la escasez de agua actual, de manera que el 9 de septiembre la confederación hidrográfica dio orden para que se soltara de Cedillo. Como Cedillo tiene 330 hectómetros de capacidad total, el desembalse lo dejó vacío y el barco no puede navegar". Así de dramática es la situación.
Aparte del dinero que genera el viaje en el barco, que goza de un importante número de usuarios desde que se puso sobre las aguas del Tajo en 2011, "había una inversión importante en restaurantes, alojamientos, almazaras, queserías, por lo que se puede estar hablando de unas pérdidas en el sector del turismo de La Raya que alcanzaría el millón de euros", explica El Periódico. Dicen que hay soluciones y que en diciembre odo podría volver a la normalidad, pero los afectados no saben de dónde van a sacar el agua para que el barco pueda reflotarse.
Recuerda el diario extremeño que El Barco de Tajo Internacional es "una embarcación de pasaje, para efectuar cruceros turísticos en aguas interiores. Está dotado con las más modernas tecnologías tanto en navegación como en seguridad como en recursos divulgativos y actúa como un verdadero centro de interpretación flotante que ahora, desgraciadamente, está fondeando".
Los nuevos medios técnicos poco han podido hacer frente a la naturaleza y a los desmanes de los hombres sobre la misma. La falta de caudal del Tajo y de sus afluentes y la mala calidad de sus aguas no es culpa exclusiva de la sequía. Ni mucho menos.