Era una muerte (política) anunciada tanto por el hecho de estar imputada como por el espectáculo deplorable e infantiloide que dio en vísperas de las elecciones andaluzas, que pesó con toda seguridad en el voto ciudadano de aquella comunidad, aunque no sea la suya.
Mónica Oltra ha presentado este martes su dimisión de todos los cargos orgánicos y ejecutivos tras ser imputada por su gestión en el caso de abusos sexuales a una menor tutelada por el que ha sido condenado su exmarido.
La hasta ahora líder de Compromís y vicepresidenta del Gobierno de la Comunidad Valenciana ha aparecido por sorpresa este martes en la sede del partido junto a su equipo de confianza, donde iba a tener lugar la reunión extraordinaria de la ejecutiva. El encuentro finalmente se ha aplazado y Oltra ha comparecido ante los medios de comunicación para anunciar su dimisión.
La dirigente valenciana también deja su acta de diputada en las Cortes Valencianas, por lo que el TSJ de Valencia pierde la competencia del caso y volverá a un juzgado ordinario. La maniobra dilatará más aún el proceso judicial y, al no estar aforada, se aplazará su declaración.
Uno de los últimos choques políticos de Oltra lo ha tenido con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que habrá recibido en la tarde de este martes la noticia durante su estancia en Alemania y se habrá alegrado por ello.
Page pidió el domingo pasado a Mónica Oltra que "se olvide de mí", respondiendo de esta manera a la política valenciana, que el día anterior utilizó la figura del presidente castellano-manchego para defender la viabilidad del pacto de Gobierno en esa región, una vez conocida su imputación por la gestión del caso de abusos de su exmarido a una menor tutelada por su departamento.
El jefe del Ejecutivo autonómico fue muy explícito al respecto al manifestar: "Que se olvide de mí, que le deseo lo mejor en el pleito, pero que no tiene que sacar a pasear a García-Page para distraer la atención". Page ya no tendrá que preocuparse ni ocuparse de Oltra. Ni tampoco de los efectos que su erróneo y presuntamente delictivo comportamiento pueda tener para el futuro electoral del PSOE valenciano de Ximo Puig, con el que Compromís está coaligado en el gobierno, o para el propio Page, como ya lo ha tenido para los socialistas de Andalucía.