El teletrabajo no es para Castilla-La Mancha. Según el ‘Monitor de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo’ realizado por Adecco, un total de 2,56 millones trabajadores y trabajadoras en España lo hicieron a distancia a cierre de 2022, un 6,5% menos que el año anterior. Este dato representa el 12,7% del total de población ocupada, el dato más bajo desde junio de 2020. Actualmente, el teletrabajo es fundamentalmente un fenómeno madrileño y, en menor medida, catalán. Castilla-La Mancha se sitúa entre las regiones donde el teletrabajo se practica con menor intensidad. En concreto, un 8,3 por ciento de sus trabajadores, 1,5 puntos menos que hace un año, y tan sólo por encima de Murcia y La Rioja.
Madrid permanece como la comunidad con mayor desarrollo del teletrabajo al término del pasado año. Un 20,4% de sus ocupados dice trabajar al menos de manera ocasional desde su hogar, proporción que resulta 3,9 puntos porcentuales más baja que la de hace un año y el mayor recorte a nivel autonómico. Le sigue Cataluña, con un 14,1% de teletrabajadores (-2,9 p.p.). Ambas son las únicas regiones que superan la media nacional del 12,7%. Tras estas dos comunidades, Galicia (12,1%) y la Comunidad Valenciana (12%) son las siguientes regiones con mayor implantación del teletrabajo en 2022. A continuación País Vasco (11,8%), Asturias (11,6%), Andalucía (11,3%); Aragón (10,6%); Canarias (9,9%); Cantabria (9,3%); Navarra (9,2%); Castilla y León (8,8%); Extremadura (8,5%); Baleares (8,5%); Castilla-La Mancha (8,3%); Murcia (8%); y La Rioja (7,5%).
Una comparativa con los datos de otros países europeos sugiere que el teletrabajo empezó a descender en España ya en 2021, no solo antes de que alcanzara niveles homologables con los de los países más avanzados de la UE, sino mientras el teletrabajo continuaba en ascenso en los países de nuestro entorno. Así, pese a que la proporción de teletrabajadores es ahora significativamente más alta que en 2019, antes de la pandemia, la situación relativa española es, en este terreno, peor que entonces. Otra forma de llegar a la misma conclusión es constatar que, en 2019, el porcentaje de teletrabajadores de España resultaba 6,2 puntos porcentuales más bajo que la media de la UE-27 (8,3% y 14,5%, respectivamente). En 2022, la brecha se amplió a 7,9 p.p. (12,7% y 20,6%, respectivamente).