Emiliano García-Page, desde hace meses, sale públicamente a la contra de Pedro Sánchez cada pocos días. Pese a ser ambos socialistas, la distancia ideológica que separa a los presidentes de Castilla-La Mancha y de España, respectivamente, es sideral... al menos en cuanto a política territorial y pactos de gobierno.
La última vez que Page ha arremetido contra la actitud de su jefe de filas ha sido este mismo viernes, 48 horas después de que el PSOE pactase en el Congreso de los Diputados, entre otras cosas, la cesión de las competencias de inmigración a la Generalitat de Cataluña a cambio de que Junts, el partido de Puigdemont, se abstuviese para permitir la convalidación parlamentaria de los decretos ómnibus y anticrisis del Gobierno.
Tras ese episodio, Page ha calificado como "desolador que para sacar adelante unos decretos que son bienintencionados y positivos, de ayudas a la gente, haya que estar mercadeando con la soberanía nacional". Así lo ha asegurado a los medios de comunicación, tal y como ha contado este periódico, con motivo de una visita al colegio público 'Cristo de la Esperanza' de Marchamalo (Guadalajara).
El presidente de Castilla-La Mancha y secretario general de los socialistas castellano-manchegos ha recorrido las instalaciones del centro educativo, donde van a comenzar unas obras de modernización y mejora, y en un momento dado alguien le ha pedido que escribiese unas palabras en la pizarra digital de una de las aulas.
Ante la mirada atenta de los alumnos, tal y como puede verse en las fotografías del momento que ha hecho públicas el Gobierno regional, Page ha puesto: "Con España no se juega". Ni en ese ambiente escolar y distendido se ha quitado la chaqueta de ciudadano preocupado por la unidad nacional, ni la de político indignado con la deriva de su propio partido.