Corrupción y democracia
La preocupación de los españoles por la corrupción se disparó el pasado mes de mayo, tras el estallido de la 'Operación Lezo' que se inició con la detención del expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González a finales de abril. Este fenómeno es citado como un problema en el 54,3% de los cuestionarios con los que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha realizado su barómetro de mayo, situando así la inquietud por la corrupción en niveles similares a los que alcanzó en enero de 2015. En concreto, entre abril y mayo, el porcentaje de quienes mencionan la corrupción entre los principales problemas de España ha crecido 12,3 puntos, lo cual es porcentualmente una subida elevada.
Estos datos del CIS, conocidos ayer, vuelven a dejar claro que en España el horno no está para bollos. Los ciudadanos no estamos dispuestos a seguir aceptando, sin inmutarnos, que las arcas del Estado sean saqueadas por políticos de medio pelo, representantes cutres y advenedizos de altas instituciones, empresarios sin escrúpulos o sindicalistas desalmados. Aquí estamos hasta los pelos del saqueo de las cuentas públicas y ni los partidos, ni los empresarios, ni los sindicatos, ni nadie que reciba un euro público se puede ir de rositas si lo malgasta o llevárselo crudo sin que haya consecuencias penales. Cada día es más evidente que quien la hace debe pagarla, por supuesto, pero también tienen que devolver lo robado hasta el último céntimo y cualquier condena penal que no contemple la devolución, no será justa en la completa acepción de la palabra.
Los jueces españoles procesaron o abrieron juicio oral el año pasado a 659 personas por delitos de corrupción, es decir, una media de 1,8 procesados al día y más de 54 al mes. Esas 659 personas corresponden a 112 procedimientos distintos que se concluyeron en los juzgados españoles, desde el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional a los tribunales superiores de las Comunidades Autónomas y los juzgados de primera instancia e Instrucción. Estas cifras aunque, según las estadísticas, son sustancialmente más bajas que en años anteriores dan idea de la magnitud del tema al que nos enfrentamos y que no se soluciona con parches puntuales cada vez que aparece un nuevo caso, que es lo que suele suceder. Aquí hay que cortar de raíz cualquier tipo de corrupción y urge una regeneración democrática que no se quede sólo en el enunciado de nuevas leyes, que se han elaborado seguramente con buena voluntad, sin duda, pero que no son suficientes para combatir este mal endémico. Los primeros en ponerse las pilas de verdad deben ser los políticos de todos los colores ideológicos, que están demasiado entretenidos en mirarse a su pequeño ombligo e instalarse en el "y tú más" y sólo ven en la corrupción un tema letal, que mina la democracia y corroe las instituciones, cuando afecta al partido contrario, pero nunca reaccionan con la suficiente contundencia en el propio.
No seré yo quien critique cualquier medida para cortar de raíz esta situación putrefacta, pero la mejor vacuna es la tolerancia cero y todos se andan con demasiados paños calientes y "se la cogen con papel de fumar" porque tienen mucho que ocultar. Esa es la cuestión. Tolerancia cero y quien la haga que la pague, con sus huesos en la cárcel como un ratero vulgar y corriente y no se quede con nada del botín que consiguió de forma tan repugnante, robando a manos llenas lo que es de todos. No hay que darle más vueltas al molino. Si esto no se limpia, la cloaca nos llevará a todos por delante y también se llevará con ella a la democracia. ¡Mucho cuidado con eso!