El cabrón
Dicen que, a pesar de que Bárcenas va a pasar una larga temporada en la cárcel -se le ha condenado a 33 años-, el ex tesorero del PP se ha quitado una espina personal con la sentencia del caso Gürtel . Ya no es “Luis el Cabrón" porque la justicia le ha exonerado del calificativo y, con ello, también del delito de cohecho que le hubiera supuesto abonar una jugosa cantidad.
"Conseguir desprenderse de ese apodo y del pago de 72.000 euros que llevaba asociado en la contabilidad de la Gürtel se convirtió en una obsesión para el ex tesorero popular. "Yo no soy Luis el Cabrón y no voy a parar hasta demostrarlo", ha repetido siempre con su rictus imperturbable. Y es que ahí estribaba la distancia entre el delito fiscal y el cobro de sobornos, que siempre ha rechazado. La diferencia entre un defraudador, condición que reconoce por no haber declarado su fortuna en Suiza al fisco español, y un político corrupto". De este modo, el diario El Mundo se hacía eco de este asunto porque, aunque después de la la sentencia ejemplar y ejemplarizante pueda parecer una cuestión menor, define la obsesión de este sinvergüenza que ha protagonizado uno de los escándalos políticos más importantes de los últimos tiempos en nuestro país".
El periódico recordaba tirando de hemeroteca que “la trama Gürtel anotó el 5 de junio de 2007, tal y como quedó reflejado en el pendrive del contable José Luis Izquierdo, el referido pago a Luis el Cabrón. Álvaro Pérez, El Bigotes, siempre salió al paso atribuyéndose de inmediato la autoría del apodo. Aseguró que realmente se referían al empresario Luis Delso con esa denominación y que el pago correspondía a un préstamo personal que le hizo. A Bárcenas no le hemos llamado jamás así, nunca", enfatizaba el responsable de la red Gürtel en la Comunidad Valenciana". Aunque la sentencia le ha dado ahora la razón en ese punto, tanto a Luis Bárcenas como a todos los demás les viene el calificativo de "palabra gruesa" como anillo al dedo.
Se ha condenado a 351 años de prisión a 29 de los 37 acusados , penas que van desde los 51 años y 11 meses que han recaído en Francisco Correa hasta los cinco meses correspondientes a Jacobo Gordon y, aunque es verdad que no se debe desear a nadie que vaya a la cárcel, creo con ellos se ha hecho justicia. Pero, además de que estos sinvergüenzas se lo haya llevado crudo y que quede al descubierto la traída y llevada caja B del PP, lo peor es que este asunto se fue conociendo por entregas, en plena crisis cuando los ciudadanos lo estábamos pasando especialmente mal, ya no sólo por los recortes sino por la subida de impuestos, la bajada del nivel de vida y, sobre todo, por esa escandalosa cifra de los 6 millones de parados que llegamos a conocer en nuestro país.
Este escándalo ha monopolizado absolutamente el debate político durante años y también ha provocado un bloqueo en muchas ocasiones del gobierno, lo cual resultaba especialmente grave en tiempos tan revueltos. De momento, el PSOE ya ha planteado una moción de censura pero necesita, además de a PODEMOS, o bien a Ciudadanos o bien a los independentistas para sacarla adelante. Los de la formación naranja ya han dicho que no la apoyarían y al PSOE lo que le faltaba es ir de la mano de los independentistas, con la que está cayendo en Cataluña. Si esta esta moción no sirve -como le sirvió a Felipe González en el 80 para dar un vuelco político- no sé si tiene sentido plantearla ya que tiene el riesgo de convertirse en un remedo de la anterior, una especie de día de la marmota en la trayectoria del secretario general de los socialistas. Sea como fuere, todo esto es lo que nos faltaba para que se siga deteriorando la credibilidad de España. ¡País, qué país!