El proyecto de localización y estabilización de las cuevas arenero de Tomelloso, muchas de las cuales amenazan con colapsar, en el que está interviniendo un equipo multidisciplinar de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), encabezado por profesores de la Escuela de Arquitectura de Toledo, se ha convertido en finalista de la bienal iberoamericana de Arquitectura.

Estas cavidades, excavadas a lo largo del siglo XX para la extracción de áridos, a diferencia de las bodegas subterráneas tradicionales, que tienen estabilidad estructural, se llevaron a cabo sin ningún tipo de regulación ni planificación urbana, lo que dio lugar a un trazado irregular y caótico, que se extiende en múltiples direcciones buscando siempre la veta del material.

Juan Alonso, geólogo y profesor de la Escuela de Arquitectura de Toledo junto con José Antonio Aguado, arquitecto e integrante también del equipo docente de este centro universitario que dirige Juan Mera, lideran el grupo multidisciplinar que trabaja sobre el terreno. Un equipo del que forman parte los arquitectos Araceli Tárraga, Juan Ramón Alfaro y Javier Vellés, que se ha encargado tanto del estudio histórico de las cuevas-arenero como de la intervención-, Joaquín Vargas y Alejandro Jiménez y Jesús González-Arteaga, éste último también aparejador.

Convenio con la UCLM

Gracias a los dos convenios firmados entre la UCLM y el Ayuntamiento de Tomelloso, los trabajos se han centrado primero en localizar este tipo de oquedades. Hasta la fecha se han catalogado 206. Pero el proyecto va más allá puesto que el equipo ha formulado un modelo de colapso y ha definido los criterios de intervención, que serán aplicables a otros municipios de Castilla-La Mancha que en los próximos años puedan verse afectados por una problemática que se ha agudizado desde el abandono de este tipo de cuevas.

Frente a soluciones habituales como el hormigón gunitado, que altera el equilibrio hídrico del entorno, o los rellenos, ineficientes sin costosos materiales expansivos, el proyecto, que se ha centrado en las cuevas como oportunidad y no como problema, ha apostado por reinterpretar técnicas tradicionales encontradas en Tomelloso mediante fábricas de ladrillo y morteros de cal, además mucho más económicas. Además, la utilización de cal en vez de cemento permite acercarse al equilibrio hídrico natural y fijar el CO2.