Arranca la increíble historia de una reconciliación inesperada
El Gobierno de Castilla-La Mancha ha aprobado este martes un nuevo presupuesto para 2017, una ley que hace unos meses hizo que la estabilidad política de la región saltara por los aires y que ahora servirá para medir el alcance real del acuerdo entre PSOE y Podemos para conformar un gobierno de coalición.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha vuelto a exhibir sus dotes de equilibrista político y, cuando la región parecía abocada a unas elecciones anticipadas por el bloqueo presupuestario, ha alcanzado un principio de acuerdo con Podemos que presumiblemente le permitirá acabar la legislatura.
El pacto alcanzado entre ambas partes permitiría por primera vez en España un Gobierno regional de coalición entre PSOE y Podemos, ya que pasa por la entrada de la formación morada en el Ejecutivo autonómico con una vicepresidencia y una consejería. Tendrá que ser ratificado por la militancia, pero previsiblemente ésta no será un obstáculo.
Una opción insospechada
Esta opción era insospechada en los últimos meses, cuando la tónica dominante ha sido el duro cruce de reproches entre ambos partidos, pero ni el momento ni las formas de la negociación son las mismas que hace unos meses, cuando se anunció públicamente un pacto que finalmente Podemos rompió al votar no junto al PP.
El día de la votación del primer proyecto presupuestario tan solo faltaba un mes para las primarias de Podemos en Castilla-La Mancha y el PSOE estaba inmerso en otro proceso interno a nivel nacional en el que García-Page era férreo defensor de la candidata socialista Susana Díaz frente a Pedro Sánchez.
El presidente regional, además, había sido uno de los barones más críticos ante una posible alianza entre los socialistas y la formación morada a nivel nacional, lo que le reprochaba insistentemente el partido de Pablo Iglesias en la región.
Ahora, tras un proceso de reflexión personal y del fracaso de las conversaciones con el PP, una opción que intentó antes de retomar la negociación con Podemos, García-Page ha vuelto a echar mano de su capacidad negociadora para conseguir sacar adelante los presupuestos de 2017.
Con el visto bueno de Iglesias y Sánchez
En las negociaciones se han implicado personalmente los secretarios generales de ambas formaciones, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, con quien parece que ha reconducido sus relaciones.
García-Page ha dejado claro que esta opción es la única que garantiza estabilidad en estos momentos, ya que la convocatoria de elecciones anticipadas no era deseada por ninguno de los tres partidos en las Cortes ni tampoco por la sociedad castellano-manchega, pues supondría más parálisis.
El líder regional de Podemos, José García Molina, muy próximo a Pablo Iglesias, justifica que la posible entrada del partido en el gobierno busca garantizar el cumplimiento de sus compromisos, especialmente, del Plan de Garantías Ciudadanas para que no haya "nadie sin casa, sin suministros ni sin rentas".
Su compañero de bancada, David Llorente, sin embargo, se ha mostrado desde el primer minuto crítico con el pacto de gobierno, en línea con la corriente Anticapitalistas de Podemos.
Unos presupuestos casi calcados
El nuevo texto presupuestario es muy similar al anterior en cifras y partidas, excepto algunas novedades en materia educativa, sanitaria, agraria y social, muchas de ellas, propuestas incluidas en el texto anterior durante su tramitación parlamentaria.
Ahora, queda esperar a la votación a finales de agosto porque, vistos los antecedentes, hasta el último minuto el suspense está garantizado.