Todos le llaman Emiliano a secas, y, si paseas por la calle con él, resulta imposible avanzar sin que alguien se le acerque dándole ánimos, soltándole un !valiente! por su posición en el tema de los indultos o se interese por su salud. Un accidente doméstico le obligó a entrar en el quirófano hace unos días por una rotura de la mano derecha de la que tardará aún en recuperarse. Está incómodo y dolorido, pero cuando entras en harina aparece el animal político que lleva dentro, reacciona a cualquier cuestión de forma rápida e intuitiva y no hay pregunta sin respuesta.
La entrevista, prevista para hacerla en el palacio de Fuensalida, se celebra finalmente en Madrid, donde tenía un par de reuniones a cuenta de los fondos europeos que, según reconoce, “todos esperamos como agua de mayo”. Al final el encuentro con El Español / El Digital de Castilla-La Mancha -que se alarga 60 minutos- se tiene que realizar a la hora del almuerzo, aún con el bocado en la boca, en el único hueco posible en su hipersaturada agenda. Sin embargo, no se queja.
Emiliano García-Page (Toledo, 1968) lleva “la política en las venas” y ha hecho con la cosa pública una especie de sacerdocio laico con una entrega sin límites. Es un socialista “pata negra”, “soy un socialdemócrata sin aditivos” suele decir. Es joven (50 años), suficientemente preparado (licenciado en Derecho) y con amplia experiencia tanto a nivel orgánico (secretario general de los socialistas de CLM) como institucional (concejal, consejero de varias departamentos, vicepresidente y presidente del Gobierno autonómico, alcalde y senador) lo que le aporta un perfil muy sólido para los tiempos que corren. Su cómoda mayoría absoluta en Castilla-La Mancha le permite gobernar sin sobresaltos y, aunque niega que sea la única china que queda en el zapato de Pedro Sánchez, en su discurso ni hace concesiones a la galería ni da puntada sin hilo.
¿La entrada de Isabel Rodríguez como ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno de España supone un acercamiento entre usted y Pedro Sánchez o justo lo contrario?
Tengo un nivel de coincidencia integral en valores políticos y metodología con Isabel Rodríguez. Es muy buena persona, está muy preparada, es seria y responsable. Y transmite precisamente una imagen oxigenada muy buena. Esa es la lectura que debe hacerse. A día de hoy me siento más en sintonía con lo que intuyo que hace Pedro Sánchez que hace unas semanas o unos meses.
Vamos que eso de que su nombramiento es el primer paso para moverle a usted la silla y poner un candidato sanchista en Castilla-La Mancha es sólo una especulación…
Isabel Rodríguez vale para ser presidenta de Castilla-La Mancha y para todo lo que se proponga. La ventaja es que no es que se especule, sino que con ella se puede especular, porque tiene una enorme capacidad, y lo hará muy bien. En la remodelación ministerial de Pedro Sánchez no he visto ninguna clave de conflicto conmigo, sino más bien lo contrario.
Pues tal como está el patio parece que es el último mohicano, la última voz crítica de entre los barones que quedan en el PSOE. ¿Sigue siendo una china en el zapato de Pedro Sánchez?
Mi lealtad no está en cuestión, y no voy a someterla a referéndum después de llevar toda la vida ganando al PP. Yo siempre voy a defender que haya un gobierno del PSOE, no se equivoque. Eso sí, fui monaguillo de niño y ya no lo soy, ni en el PSOE ni en ningún otro sitio.
Si hoy hubiera elecciones, según las últimas encuestas, usted revalidaría una mayoría absoluta bastante amplia con 18 diputados. ¿Ese es el secreto de su éxito y lo que le hace permitirse ser una especie de mosca cojonera de la Moncloa?
Los éxitos están por ver. Yo creo sinceramente que me identifico con la gente de Castilla – La Mancha, soy el presidente de todos, y todos son mi gente, me voten o no. He demostrado siempre que pongo a los ciudadanos muy por encima de las siglas de mi partido, sea el presidente Pedro Sánchez o no. Para eso están los partidos, para ser medios, no fines. No se trata de trabajar para un partido, se trabaja para que los partidos trabajen para la gente.
Vamos que Emiliano será el sucesor de García-Page y repetirá como candidato, aunque en Ferraz prefieran a otro…
R.- Bueno, es verdad que las encuestas van bien, pero más allá de las elecciones, estoy en el mejor momento de mi vida política, porque no tengo una ambición que pervierta mi trabajo. Siempre he pensado que Castilla-La Mancha está por delante del PSOE. Y ahora está muy por delante del partido. Cuando tenga que tomar la decisión de tener que presentarme o no, trataré de auscultar a los ciudadanos, y no tanto a mi partido, porque tengo clarísimo lo que el PSOE quiere.
Sea como fuere, si decide no repetir, ¿seguirá con aquella máxima de que se irá con la conciencia tranquila, las manos limpias y los bolsillos de cristal que proclamaba Bono?
R.- Evidentemente. Pero tengo la tranquilidad de saber que mi partido quiere que sea el candidato, y yo tomaré la decisión pensando en lo que le conviene a mi región. Puede ser que dentro de dos años sea el peor candidato por mil razones. Yo puedo meter la pata. Y, aunque me rompa la mano, ni la he metido ni la meteré jamás. La decisión de si me presento o no, no va a depender ni siquiera del PSOE, sino de cómo intuya que la sociedad me ve en los próximos años.
¿Usted ya no aspira a liderar al PSOE ni tiene la mirada puesta en la Moncloa?
Nunca me he considerado con esa capacidad personal para liderar al partido o al país. Créame que no es falsa modestia, pero a estas alturas pueden creerme cuando afirmo que nunca he ido en esa dirección. Otra cosa distinta es que tengo una opinión sobre lo que ocurre en la política nacional y en esa política Castilla-La Mancha no puede estar de espectadora, y debe tener voz. Mi región, mientras yo sea presidente, va a formar parte de las decisiones que se tomen en España. Jamás seremos un convidado de piedra.
¿Qué le quita el sueño al presidente de Castilla-La Mancha en el ecuador de la legislatura?
R.- Mi gran obsesión es que no haya ningún fallecimiento por motivo del Covid y mi gran empeño que suba el empleo de la mano de los emprendedores y los empresarios. Nosotros tenemos más nóminas de servicios públicos que nunca en la historia y no es por arreglar el problema del paro, sino porque hemos optado por la calidad de la sanidad, la educación y los servicios públicos.
Mójese, y hábleme de cifras de crecimiento…
Estamos en un momento en la región que va a crecer muy por encima de las expectativas de muchos y nos vamos a situar por encima de la media nacional en empleo y en instalación de empresas. Tenemos, ahora mismo, probablemente el mejor microambiente para la instalación de empresas de España.
La última vez que le entrevisté se comprometió a crear cien mil empleos. ¿Ese objetivo podrá cumplirse o la pandemia ha dado al traste con todo?
La pandemia ha liquidado muchos puestos de trabajo, pero el objetivo de crear cien mil empleos no lo voy a descartar. Soy optimista, y creo que pronto nos pondremos en cifras similares a la precrisis.
P.- Pues el Covid no da tregua y suben los contagios. ¿Tiene intención de volver a imponer el uso de mascarillas o ir a un estado de alarma como han hecho otros presidentes autonómicos?
Nosotros hemos actuado siempre conforme a los datos y lo seguiremos haciendo. De momento, no va a haber más restricciones, pero lo veremos en el día a día. Nosotros tuvimos una primera ola durísima, porque el primer golpe fue en Madrid y su área de influencia, Castilla y León y Castilla – La Mancha. Entonces no dominábamos cómo combatir la enfermedad y ahora sí. En general creo que todos los presidentes autonómicos hemos actuado bastante bien.
Hombre, ¿Comparte la idea de muchos de que el Gobierno les ha dejado a la intemperie jurídicamente?
R.- Sí, ahora tengo dudas. Me hubiera gustado un mes más de estado de alarma para combinarlo con el proceso de vacunación. Pero si quieres cambiar el diapasón del virus a la recuperación, había que relajar algunas medidas. El gobierno de España se ha puesto a la cabeza de la recuperación económica, y eso no significa evidentemente despreciar la pandemia, sino cambiar el estado de ánimo.
Pues el TC le ha dado a Pedro Sánchez un buen varapalo a cuenta precisamente del estado de alarma…
Esa sentencia nos obligará el día de mañana a hacer un cambio en la legislación, incluso constitucional. Sabemos que esta pandemia no será la última, y tenemos que estar preparados para tomar decisiones de urgencia. Probablemente el valor de la sentencia del Constitucional sea la que impida que estas figuras se utilicen a niveles autonómicos. De todos modos, no creo que el Gobierno de Pedro Sánchez haya rehuido la responsabilidad. Si la figura clave en vez de llamarse “de alarma” se hubiera llamado “de excepción” se hubiera aplicado. Es una discusión académica que evidentemente está teniendo consecuencias.
Usted ha dicho que los indultos son uno de los mayores errores de la democracia, ¿Se reafirma en ello o finalmente van a servir como un bálsamo que sosiegue las cosas tras el 1-O?
Mi posición es clara y no es fanática ni doctrinaria. Creo que la concesión de los indultos fue un error, sobre todo porque los beneficiarios han renegado de ellos. Salvo que lo hayan hecho de boquilla. Dicho esto, creo que después del verano hay que abrir una nueva política para abordar el problema de Cataluña y sobre todo el que tiene dentro, y el mejor para hacerlo es Salvador Illa, una persona que siempre ofrece soluciones.
¿Y cómo se hace eso si ellos siguen hablando de un referéndum?
R.- Hay que abordar el tema de Cataluña con una mentalidad de Estado, no con una visión electoral ni de supervivencia política. No tengo ninguna duda de que no llegaremos a las próximas elecciones generales de la mano de los independentistas.
Oiga, ¿si Puigdemont pisa en España tiene que ser detenido o también va a hacerse la vista gorda?
Creo que hay que detenerlo incluso sin pisar España. Hay que buscarlo, encontrarlo y ponerlo delante de la justicia.
Pues por decir esas cosas los independentistas le llaman a usted “españolazo”, y cosas bastante peores…
Soy español, y eso de “españolazo” no sé exactamente lo que significa, pero lo que sí sé es que todos los cargos públicos en Cataluña lo son por la Constitución Española. Cataluña es España, y no voy a renunciar a que lo sea. Es legítimo que los independentistas defiendan sus ideas, pero no que las impongan a la fuerza. Para el independentismo la radicalidad es su zona de confort, porque ser radical está tirado, lo difícil hoy es la moderación y llegar a acuerdos.
¿Que le parece que la Generalitat pretenda avalar la fianza de 5,4 millones de euros impuestos por el Tribunal de Cuentas?
No he analizado en detalle cómo pretenden hacerlo. Pero, para ser sincero, desde un punto de vista jurídico tengo la sensación de que eso es claramente una ilegalidad que desde mi punto de vista roza el delito. Lo que hicieron el 1-O no fue sólo un quebranto de la Constitución, sino que hubo malversación y prevaricación. Si utilizar fondos de la Generalitat se convirtió en un delito de malversación, seguir usándolos no sé lo que es, pero a mí me parece ilegal.
¿La financiación autonomía se puede negociar unilateralmente en una mesa con los independentistas?, porque algunos presidentes autonómicos ya han puesto el grito en el cielo…
Bajo ningún concepto la financiación autonómica se puede dirimir en una reunión unilateral con los independentistas. Hasta la financiación con el País Vasco se aprobó en el Congreso de los Diputados. Además, aquí no caben 17 sistemas ni cambiar la Constitución por la puerta de atrás, que nadie se lleve a engaño. Es verdad que hay una parte de la financiación que no tiene por qué pactarse, que es indirecta. El Estado sigue administrando más de la mitad de los fondos del país, con lo cual, puede decidir dónde se hacen las inversiones y dónde se gastan sin necesidad de que sea sujeto de negociación.
¿Qué le parece la propuesta de Ximo Puig de crear un impuesto para Madrid que compense al resto de España por ser la capital?
El planteamiento es equivocado. Aquí de lo que se trata es de armonizar algunos impuestos, y que el Estado determine un mínimo de tributación en patrimonio, sucesiones y donaciones para toda España. que a Madrid le vaya bien. Y para crear nichos fiscales. Estamos reclamando convergencia fiscal en Europa y es absurdo hacer lo contrario en España. Una cosa es tener diferencias y otra tener privilegios, y en Madrid, como en el resto de las Comunidades tenemos impuestos que influyen muy poquito en la actividad económica más allá de la estética del ruido.
¿Y cómo se baja de decibelios ese ruido?
Yo soy partidario de que el Estado reasuma impuestos como el de patrimonio, donaciones y sucesiones. A la hora de la verdad no hay nueces detrás del ruido, pero da la impresión de que es mejor morirse en un sitio que en otro. Sobre todo, si se tiene dinero. Hay que creer en España, también en la fiscalidad. España no es el mercado común español, va mucho más allá de eso: es una nación.
¿Y usted qué dice cuando oye que Pedro Sánchez está dando privilegios a los independentistas para mantenerse en el poder?
De momento dar, lo que se dice dar, no he visto que se haya dado nada creíble.
Vamos, que el indulto no ha sido una moneda de cambio…
Las buenas palabras, y la estrategia de cordialidad puede surtir dos efectos: o el independentismo se crece porque da igual lo que haga o, al contrario, se debilita. El nivel de fatiga del independentismo ya se evidencia porque los ciudadanos ven que están preparados para la bronca, pero no para los abrazos.
¿Los fondos europeos son un maná o un arma electoral potentísima en manos del Gobierno que los tiene que repartir?
Los fondos son una oportunidad extraordinaria para la recuperación y para la consolidación de la idea de Europa. Pueden ser un maná provisional, pero no deberían crear dependencia. Porque llegará un día en donde se acaben y hayamos asumido gastos que no se corresponden. Tienen que servir para mejorar la economía, la competitividad y la igualdad en España. Pero no para consolidar gastos estructurales que sean infinanciables cuando desaparezcan los fondos.
¿No hay riesgo de convertirnos en un país subvencionado?
No hay riesgo de convertirnos en un país subvencionado. España, quitando los fondos europeos, ya era contribuyente neto a la Unión Europea, y aporta más de lo que recibe.
Dígame, ¿la ley de memoria democrática va a servir para suturar heridas o para abrirlas?
Creo que la sociedad ha superado la importancia de estas leyes. Muchísima gente ya ni se acuerda que Franco salió del Valle de los Caídos. Me parece bien avanzar en valores democráticos, pero no estoy en disposición ninguna de ganar un solo voto gracias a la dictadura. Procedo de una familia que sufrió por ambos bandos. Hubo mucha pobreza y miseria, y en mi casa aprendimos a distinguir entre las ideas y el rencor.
¿Me está diciendo que esa rencores?
No digo que la ley de memoria democrática signifique avivar el rencor, pero hay que tener una cosa muy clara, que hoy 3 de cada 4 personas en España no pueden recuperar la memoria porque no vivieron en ese momento. Soy partidario de que el olvido no nos lleve a caer en los mismos errores, pero en ningún caso hay que hacer leyes que vayan contra nadie.
Una de las cosas que liquidó el último congreso del PSOE fue el poder de los barones, y casi casi el de Ferraz…
Nunca he entendido lo que era eso de los barones, pero es verdad que estamos muy estigmatizados. Lo mejor que ha hecho el PSOE es que ha exportado las primarias al PP, y también ellos tienen ahora barones. El PP tiene primarias y barones gracias a nosotros.
Hombre, arrinconar a Ábalos o a Carmen Calvo, que hicieron a Pedro Sánchez lo que es hoy, algunos dicen que es propio de un killer. ¿Cómo ha caído eso en el seno de la organización?
A Carmen Calvo la he admirado desde siempre, creo que es un valor importantísimo y su opinión tiene que seguir contando esté donde esté. A Ábalos no le conocía, pero ha sido una persona relevante. Una parte muy importante de las cosas que han pasado en estos últimos años no se podrían contar sin su actuación, incluso a veces sin su silencio. Ni puedo ni debo entrar en las claves que ha manejado el presidente del Gobierno para no contar con él porque lo desconozco.
Es curioso porque al final los intocables son los ministros de Podemos. ¿Eso significa que el presidente no manda en parte de su Gobierno?
Que no haya salido ningún ministro de Podemos a quien debe preocupar es a Unidas Podemos. Estoy convencido de que al PSOE no le viene mal.
De la misma entrevista de Esther Esteban a Emiliano García-Page: