Es un hecho. Isabel Díaz Ayuso tiene vida propia en el Partido Popular. Trasciende las estrecheces naturales de los partidos políticos y funciona al margen de los liderazgos del PP y esas batallitas que tanto lucen en Génova y alrededores. No tiene complejos. Es inteligente y está llena de ideas. Ayuso brilla sola. Da la batalla ideológica y cultural a la izquierda con desparpajo y con soltura y carece de los límites orgánicos que tanto daño hacen a otros dirigentes políticos. Va por libre y por derecho y lo tiene claro. Su indisciplina es un gran valor, la rebeldía del verso suelto, la popularidad de aquel al que todo se le entiende. Posee Ayuso el talento y la rareza del que sabe lo que es y lo que quiere, y no se asusta con el enemigo ni le teme a sus embestidas. Es valiente, es osada, es natural. Va directa. Tiene claros sus principios y los valores que la mueven. Y se ha ido a Estados Unidos a hablar bien de España y de Madrid, a lucir con orgullo su bandera y sus ideas. Gustará o no, pero enseña sin cosmética lo que es. Ahí tiene Paco Núñez, presidente del PP de Castilla-La Mancha, un sitio hacia el que mirar. Una ruta que seguir. Ya está.