Yo soy fan de los impuestos bajos. Son necesarios porque hay muchas cosas por hacer, pero el dinerito está mejor en manos de la gente que en las tragaderas de los gobiernos derrochones, véase por ejemplo Pedro Sánchez, sus veintitantos ministrillos y sus paseítos en el Falcon, que, por cierto, tanto contaminan. De ahí mi decepción del jueves en las Cortes con el consejero de la cosa en Castilla-La Mancha, Juan Alfonso Ruiz Molina, cerrado en banda a bajarnos los impuestos y compensarnos un poquito el desastre de los precios. La izquierda voraz y a su bola, así el mundo se desplome y vivir se ponga por las nubes.
Es verdad que el presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page, ni es como Sánchez ni es sanchista, pero se entiende mal que Ruiz Molina no escuche el clamor de la oposición, Paco Núñez y Carmen Picazo que se desgañitan, y nos de una alegría a la gente de la calle. Hombre, ¿tan difícil es? El tío lo explica, lo justifica y le pega veinte vueltas, que para eso es un consejero siempre tan “sobrao” y displicente, el más listo de la clase, pero fuera de su bancada nadie le comprende: señores, bajen los impuestos, que la vida vuelve a estar muy malita y la gente con necesidad. Escuchen, hagan caso. Mejor gestión, menos gastos innecesarios y un pelín de mano abierta para que podamos respirar un poco.
O sea, algo de margen para la felicidad. Como ha dicho uno de mis diputados favoritos en el Parlamento regional, el ciudadano David Muñoz Zapata (no sé qué le pasa, pero le veo algo tristón), que los políticos se ajusten primero el cinturón antes de pedírselo a los demás. Cortesía de la calle: usted primero, señor Ruiz Molina. En fin, en esta guerra hay que darle la razón a Paconúñez, que lleva años dando con esto la matraca y lo lleva grabado a fuego en su corazón de centro-derecha-liberal, o lo que sea. Si gobierna, ya veremos.
Y andábamos en este cuento, cuando nos llegan noticias de dos grandes cocineros de la tierra: Pepe Rodríguez y Carlos Maldonado, maestro y alumno aventajado, genio y figura, gente con talento que, además, son buenos tipos y hacen muchas cosas. El talaverano Maldonado, por ejemplo, vuelve a demostrar que es un grande y no sólo por el torrente creativo de su personalidad. El 12 de abril se va a Ucrania, junto al también chef Andrés Torres, para llevar el dinero recaudado con el menú solidario que ambos han lanzado y que es un paso más en su apoyo al pueblo invadido por Rusia. Lleva Carlos Maldonado la estrella Michelín prendida también del corazón y eso es un orgullo Talavera, como ha reconocido Tita García, la alcaldesa.
Pepe Rodríguez, por su parte, ha saltado estos días a los papeles por su sueldo en MasterChef, que son 10.000 euros por programa, igual que Samantha Vallejo-Nájera y Jordi Cruz, probablemente por debajo de lo que cobran la mayoría de las estrellas de la tele. La temporada sale a 130.000 euros por barba, que tampoco está nada mal. Pepe le cae bien a todo el mundo y se lo ha ganado porque es un mago y un tipo emblemático. Te queremos.
Un lobo negro en Talavera
Mi amiguísimo Luis Martín, incombustible líder de la banda talaverana Lobos Negros, está de buen año y ya lleva cuarenta. No sé de dónde saca este tío toda la energía que despliega, pero es admirable y total. Lo último que ha hecho, entre otras mil y pico cosas, ha sido grabar el otro día un álbum en directo en la sala Honky Tonk de Madrid con gente clásica de la movida como Edi Clavo de Gabinete Caligari, Víctor Aparicio de Los Coyotes, Javier Teixidor de Mermelada o Patacho de Glutamato Yeyé, entre otros muchos. El disco se llama “Aullando en el movida”, como no podía ser de otra manera, y va a impactar. Rock and roll a toda pastilla y un Luis Martín en pleno renacimiento. Incansable, apasionado y total. Prepara ya una biografía de la banda y hasta han sacado un vino “Lobos Negros” en homenaje a su carrera, tan larga como interesante. El vino lo ha puesto en el mercado Bodegas Gontés de La Rioja y es todo un detalle. Enhorabuena por todo, amor.