Al final todo ha salido como lo había previsto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin ningún tipo de fisura interna en el Grupo Parlamentario Socialista del Congreso. Nadie se ha movido en la foto y el sanchismo ha impuesto la disciplina de voto. La toma en consideración de la más que controvertida eliminación del delito de sedición para favorecer a los líderes del proceso independentista de Cataluña ha salido adelante con el apoyo de todos los diputados socialistas, incluidos los nueve de Castilla-La Mancha.
La Cámara Baja ha aprobado esta reforma del Código Penal por un resultado que no deja lugar a dudas: 187 votos a favor, 155 en contra y 6 abstenciones. Sólo los diputados del PP, Vox, Ciudadanos y algunos grupos minoritarios han votado en contra, y tanto el PSOE como sus socios de la ultraizquierda e independentistas han apoyado, en votación pública y por llamamiento, una medida que resulta muy impopular en amplias capas de la sociedad española y que también es altamente polémica dentro del propio PSOE, aunque en el pleno del Congreso ha quedado muy clara la unidad en bloque del grupo socialista.
De hecho, su primera diputada en ser llamada a votación fue Inmaculada Oria, que ya adelantó que todo el grupo iba a votar unido "sin fisuras". Los demás diputados del PSOE se han puesto también de pie al mismo tiempo para escenificar una imagen de cohesión frente a la pretensión del PP de buscar desmarques. Al filo de la 1 de la madrugada, tras una maratoniana jornada parlamentaria en la que el Gobierno ha conseguido sacar adelante los Presupuestos Generales de 2023, la cámara baja ha apoyado la toma en consideración de la iniciativa, con 187 votos a favor, 155 en contra y 6 abstenciones que los diputados han ido anunciando uno a uno y a viva voz. Con esta decisión del Congreso, la eliminación del delito de sedición entra en su recta final.
Críticas de los barones
El fuerte malestar interno desatado en las últimas semanas entre los líderes territoriales del PSOE, entre ellos el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, finalmente, sin embargo, ha quedado diluido en la férrea disciplina interna del grupo socialista, en el que la mayoría apoyaba la reforma de la sedición porque así lo había decidido Sánchez. Precisamente, el argumento de que las decisiones en el PSOE se toman por mayoría ha sido el más utilizado por García-Page para justificar en los últimos días el voto a favor de los diputados de Castilla-La Mancha. Page dejó claro que, pese a su rotunda oposición a la eliminación del delito de sedición, no pensaba ordenar el voto en contra a los diputados castellano-manchegos, que deberían someterse a la decisión mayoritaria del PSOE, pensara cada uno como pensara respecto a esta importante reforma del Código Penal.
El presidente de Castilla-La Mancha era consciente de que, el voto de los diputados castellano-manchegos del PSOE en contra de la reforma, hubiera abierto una brecha interna muy profunda y tal vez un camino de no retorno entre los socialistas, dejando muy en el aire el final de la legislatura a tan sólo medio año de las elecciones autonómicas y municipales de mayo y a un año vista de las elecciones generales. Por eso, en respuesta a la presión desde el PP para romper en dos al PSOE, García-Page insistió con mucha convicción en que no estaba dispuesto a dar ese paso tan crucial y que, aunque tal vez con la nariz tapada, desde Castilla-La Mancha habría que apoyar quitar la sedición del Código Penal. El partido de Alberto Núñez Feijóo ha tachado esta actitud de "cobarde" y ha criticado al líder socialista castellano-manchego por "hablar mucho pero actuar poco", aunque era difícil que Page hiciera otra cosa y así lo ha explicado repetidamente en los últimos días.
Y así ha sido. La votación del Congreso no deja lugar a dudas. Todo el PSOE en bloque ha votado a favor de la posición de Sánchez, y ni Page ni el resto de los barones críticos han podido evitarlo. Castilla-La Mancha cuenta en esta legislatura con 21 diputados nacionales en el Congreso, 9 de ellos del PSOE, 7 del PP y 5 de Vox. Estos son, por tanto, los diputados socialistas que han votado a favor de suprimir el delito de sedición: Sergio Gutiérrez, Esther Padilla, José Carlos Díaz, María Luisa Vilches, Miguel Ángel González Caballero, Cristina López, Luis Carlos Sahuquillo, María de Gracias Canales y Aurelio Zapata.
Por el contrario, los diputados del PP y Vox han votado en contra. Estos son los elegidos del PP por Castilla-La Mancha que han emitido su voto negativo: Vicente Tirado, Carmen Riolobos, María del Carmen Navarro, Rosa Romero, Juan Antonio Callejas, Beatriz Jiménez y José Ignacio Echániz. Por parte de Vox, estos son los cinco diputados castellano-manchegos que han votado contra la reforma penal de Sánchez: Inés Cañizares, Manuel Mariscal, Rafael Fernández Lomana, Ricardo Chamorro y Ángel López.