El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha protagonizado este domingo un divertido momento en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), donde ha intervenido en un encuentro abierto con militantes y simpatizantes del PSOE.

Además de los mensajes políticos y promesas electorales que ha dejado el candidato socialista a la reelección en los próximos comicios autonómicos del 28 de mayo, el líder del PSOE de Castilla-La Mancha ha compartido con los asistentes varias anécdotas y alguno de sus habituales chascarrillos

Para evidenciar lo "gracioso" y lo "llamativo" que es el carácter de los españoles, García-Page no ha dudado en contar entre risas lo que le ocurre cada vez que se acerca a bordo del coche oficial a cualquier pueblo de la región.

El aviso que se repite

"Todo el mundo dice que la Guardia Civil es la leche, que la Policía Nacional es la leche. Sí, sí, pero eso no evita que cada vez que me acerco un pueblo todo el mundo me va dando las largas, avisándome de que está la Guardia Civil", ha contado en tono distendido García-Page en Almodóvar del Campo.

"Ya lo sé, si me está esperando", ha añadido entre risas el presidente autonómico, que ha recordado a los allí presentes que, como medida de seguridad, es habitual que una patrulla de la Benemérita espere su llegada a la entrada de las distintas localidades de Castilla-La Mancha en las que tiene una visita, encuentro o cualquier otro tipo de acto institucional.

Para terminar, García-Page ha apostillado: "Este país es así. A lo mejor los franceses o los alemanes no lo harían, pero nosotros nos avisamos. Oye, que son cojonudos, pero que están ahí", ha asegurado refiriéndose a los agentes de la Guardia Civil.

'Solidaridad' entre conductores

Avisar con ráfagas de luces largas a los vehículos que vienen de frente es la manera con la que, desde hace décadas, los conductores se avisan entre sí de la presencia de la Guardia Civil en las inmediaciones.

Una actitud de compadreo para tratar de evitar, entre otras cosas, multas por exceso de velocidad o positivos en alcoholemia. Algo que, como es lógico, supone un impedimento para el correcto trabajo de los agentes y un riesgo para el resto de usuarios de la vía

De hecho, la propia Guardia Civil ya ha advertido en varias ocasiones a través de las redes sociales de los peligros que implica esta práctica, que incluso podría facilitar la huida de criminales.

Avisar con ráfagas de luz de la presencia policial a los demás conductores, además, supone una falta contra el código de circulación que acarrea una multa de entre 80 y 100 euros. Si el agente de Tráfico valora que este los destellos han provocado un deslumbramiento la sanción aumenta a 200 euros, que serían 500 en caso de provocar un accidente.