Cómo se está poniendo de raro el mundo. De Pedro Sánchez para acá ya nada es lo que era. Las mentiras son cambios de opinión, el fugado es un tipo honorable y la amnistía es una bendición que llega de Waterloo gracias a la cual tendremos “gobierno progresista” en la Moncloa. Debe ser la posverdad. Arrodillarse ante la caverna separatista para que Sánchez mantenga los mandos del Falcon y Yolanda Díaz viaje en coche oficial. Ya nada está en su sitio. Ni siquiera Emiliano García-Page, que vive la paradoja estos días de que sus chicos del PSOE no le hagan ni caso en las Cortes de Castilla-La Mancha. Sea usted el presidente de la Junta para esto.
Pero, señorita, ¿qué está diciendo usted?, me lanza el tipo del fondo. ¿Cómo van a ningunearle a Page, si es el superjefe? Pues sí, señor, y se lo explico. Los mismitos del PSOE le hacen el vacío y no quieren que se hable en el Parlamento regional de lo que tanto le gusta a García-Page largar en los medios, un día y otro día y otro día: o sea, la inmoralidad de la amnistía, la postración de Sánchez ante el prófugo y lo poquito que muchos socialistas se identifican ya con su partido, devenido en Partido Sanchista y etcétera. Page venga desgañitarse, venga pegar aldabonazos que resuenan por España y resulta que en las Cortes autonómicas el asunto está vetado por decisión, ¡glups!, de la mayoría socialista. ¡Qué gran contradicción! No hablar en el sitio más indicado para hablar: un contradios, ver para creer. A Page le admira tanta gente (y con razón) por su valentía frente a Sánchez y luego los chicos del PSOE regional no le siguen el rollo y se lo estropean para no mojarse en sede parlamentaria. ¡Vamos, hombre, un poquito más de pulso!
Ya lo ven, algo está pasando. Por cierto, leo que el jefe de la oposición a Page, el presidente de los populares, Paco Núñez, ha sido bendecido por Alberto Núñez Feijóo para seguir no sé cuántos años más al frente de la nave regional del PP, descartando o aplazando la opción de Carmen Fúnez, que lleva tiempo en la pizarra como hipotético recambio. Lagarto, lagarto. Si lo dicen en Génova será verdad, así que enhorabuena a Núñez y a disfrutar del tiempo de jefazo que le quede, que los años pasan volando y se planta uno tal que mañana y ya le han enviado a la reserva. Un chaval majete.
Pero la frase de la semana la ha pronunciado el bueno de Jesús Fernández Sanz, consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha: “Si queremos que el sistema sanitario sea sostenible tenemos que enfermar menos”. Es verdad: lo tiene, ha dado con la clave, ha tocado la tecla. No enfermemos y la sanidad funcionará como un cañón. Eureka: ya estaría. El titular es impactante, aunque yo entiendo al consejero, aquello de la prevención y tal y tal, pero no me digan que no tiene su gracia que el Sescam nos tenga que regañar por ponernos malitos y abarrotar a nuestro médico. Lo que propone el consejero es una revolución social de tal calibre que, a bote pronto, es un imposible. O una utopía: cambiemos el mundo, vayamos a por ello. Que empiece Fernández Sanz y ya nos va contando.
Por cierto, y ya termino, quiero felicitar a la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino, por la ambición, el esfuerzo y la lucha de su preciosa ciudad (que me encanta) por intentar llegar muy lejos, ser la más bonita del mundo y convertirse, ojalá que muy prontito, en Patrimonio de la Humanidad. Todo el mundo apoya este objetivo y estoy segura de que, sí o sí, será una realidad: Sigüenza es mucha Sigüenza. Felicito también, ya que estamos, al gran Pepe Rodríguez, el chef de postín de Illescas, por su programazo estelar del otro día con Carlos Sobera en Telecinco, todo un lujo televisivo. La historia del plantón que Pepe le pegó al Rey Juan Carlos fue un momento mundial y luego se le cayeron hasta las lagrimitas, al hombre, de la pura emoción. Qué maravilla y que grande también Sobera. Y hasta aquí puedo leer.