El imposible que el Partido Popular viene suplicando de forma clamorosa a Emiliano García-Page y los diputados del PSOE de Castilla-La Mancha se ha convertido ya en un SOS angustioso para millones de españoles. Salvar a España. Librarla del precipicio de la felonía y la humillación. Hacer posible el imposible. Este domingo ha sido un día histórico para nuestro país: la calle ya no es sólo de la izquierda, también la derecha sabe rebelarse contra la traición y se revuelve cuando ve en peligro a la Nación. La imagen de las plazas de España abarrotadas no va a impedir que Pedro Sánchez lleve su infamia al mal puerto al que se dirige, pero avisa del tiempo que viene por delante. Y es una carta abierta para Page. España se acuerda de Fernando VII y mira perpleja lo que queda por venir.
Y no será un tiempo fácil. Lo está avisando todo el mundo. La historia es un libro abierto. Se quiebra España, se rompe la democracia, se fractura el Estado de Derecho. Parecen trompetas del apocalipsis, pero son sólo el resultado de una gran traición con el único objetivo del poder. Millones de españoles, decenas de miles de castellano-manchegos, creen que Page es el último hombre, el refugio final, y están mirando a Zocodover para evitarlo. Es una apelación rotunda a la conciencia. Se pide un extremo sacrificio por alcanzar un bien superior: traicionar a su partido para no traicionar a España. Un dolor agudo e insoportable: una traición por otra. Impedir la investidura, evitar que un prófugo tenga el futuro en sus manos. Es el lenguaje de estos días, no el argumentario que se ha inventado el PSOE para mirar hacia otro lado y que ya nadie se cree: transfuguismo es corrupción y esas zarandajas. ¿Y qué es la amnistía? ¿qué es la genuflexión? ¿qué es la ruptura del país en mil pedazos de desigualdad y privilegios para los más selectos barrios? ¿qué es arrodillarse ante esta panda de corruptos y golpistas fugados?
Page, un político honesto, lo mejor de este PSOE, que lleva meses desgañitándose frente al muro de hormigón armado de Ferraz, ha sido tan explícito, contundente y reiterativo contra Sánchez, tan abiertamente hostil a este régimen de desfachatez y de mentira, que ahora es inevitable que al menos media España le mire a la cara y le pida el triple salto mortal definitivo: romper la baraja y hacer que todo estalle por los aires. Si, como dicen en su entorno, es un líder social en España, sólo hace falta que se ponga seriamente a demostrarlo. Pero de verdad. Simplemente muchos españoles le piden a Page que sea consecuente. No entienden de política ni de juegos en el salón del ruedo ibérico, sólo de sentir el orgullo de ser españoles y salir cada día a la vida cotidiana. Y de frenar el sanchismo. Y le piden a Page mirarse en su conciencia y actuar a su dictado. A él y a cinco o seis de los ocho diputados castellano-manchegos a los tal vez pueda pedirles el presidente de la Junta que se sumen a su causa.
Para mucha gente el imposible debe hacerse posible. Es la hora. “Emiliano, habla con tu hermano”, le decían ayer a coro muchos toledanos, con guasa pero muy en serio y con arrestos. En fin, perdón por la solemnidad por la que se me ha despeñado la columna, pero el momento de España requiere una figura recompuesta y trajeada. Este mismo domingo lo ha escrito Pedro J. Ramírez en El Español: “España no tragará esta rueda de molino”. Más aún: “Estamos ante un pacto entre un partido que falsifica la historia por mor de una fantasía identitaria y un partido que engaña deliberadamente para permanecer en el poder". Tremendo, pero el presidente de Castilla-La Mancha ha dicho en estas últimas semanas cosas aún más duras. Y España le pide a Page que se trague este sapo completo y en crudo. Que no se lo deje a medias, que lo fagocite en toda su extensión. El mal trago ya es inevitable, así que tal vez sea mejor hacerlo de una vez y por entero. Con todo cariño y amén.