La organización de la orgía más viral de los últimos tiempos ha llevado a Villarrobledo (Albacete) a la primera plana informativa. La convocatoria llevada a cabo por un grupo llamado Sexiliades a través de las redes sociales ponía el foco en un lugar en el que al mismo tiempo se están dando cita 80.000 personas cada noche para disfrutar de uno de los festivales más clásicos del panorama musical español, el Viña Rock.
Y es que, más allá de iniciativas sobre sexo en grupo, durante los primeros días del mes de mayo el municipio albaceteño se transforma para acoger a un número de visitantes que multiplica su población, censada en poco más de 25.000 habitantes.
Poco podían imaginar -o a lo mejor sí- quienes en 1996 plantaron la primera semilla del Viña Rock con la celebración del Festival Nacional de Música Apocalíptica en el campo municipal Virgen de la Caridad. La idea era traer grupos de música de una esfera que denominaban 'arte-nativa'.
La iniciativa fue cuajando y dos años después de la primera edición, en 1998, se acuñó el nombre de Viña Rock en referencia a uno de los motores económicos de Villarrobledo: el cultivo de viñedo.
En estos primeros años también fue fraguando la identidad del festival. Además de alargarse su duración a tres días, por su escenario comenzaban a desfilar grupos y artistas destacados de rock, metal rap y hip-hop como Estopa, La Mala Rodríguez, O-Funk'illo o Soziedad Alkoholika, un clásico que también está en el cartel de este año 2024.
También comenzaron a incorporarse grupos internacionales como A.N.I.M.A.L. (Argentina), Molotov (México) o Sepultura (Brasil).
Litigio en los tribunales y los dos festivales
Las ediciones pasaban, cada año llegaban más y más jóvenes para disfrutar del festival a Villarrobledo y los organizadores decidieron en 2007 que la mejor opción para seguir creciendo era trasladar el evento a la localidad castellonense de Benicassim, sede de otro clásico entre los festivales, el FIB.
Esta decisión provocó que el Ayuntamiento de Villarrobledo llevase el caso a los tribunales para evitar que el Viña Rock se moviese de la localidad. Los argumentos que esgrimía el Consistorio albaceteño eran que existía una relación contractual firmada que unía a ambas partes hasta 2016 y que la empresa había actuado a sus espaldas al registrar la marca 'Viña Rock' sin haberles informado.
La primera victoria judicial a favor de la empresa fue recurrida por el Ayuntamiento de Villarrobledo, al que en 2010 el Tribunal Supremo le daba la razón. Según la sentencia, los promotores habían actuado de "mala fe" al registrar una marca "notoria" que el Ayuntamiento de Villarrobledo ya había utilizado como propia. Este argumento lo basaban en que la empresa era conocedora de esta realidad puesto que en la primera edición, promovida por el propio Ayuntamiento, era la representante de varios grupos que fueron contratados.
El encontronazo en los tribunales propició que durante algún tiempo coexistieran dos festivales, el Viña Rock de Villarrobledo y El Viña, el evento que la empresa intentó mantener en Benicassim pero que por desavenencias con el Ayuntamiento convirtió en itinerante a partir de la segunda edición.
Casi tres lustros después del proceso judicial, el Viña Rock se ha asentado como uno de los festivales más multitudinarios del panorama nacional y como un motor económico del que durante tres días se aprovechan Villarrobledo y toda su comarca.