En Castilla-La Mancha existen territorios en los que hablar de olas de calor es como mínimo difuso. Desde hace varias semanas, hay lugares que más allá de las connotaciones técnicas de este término meteorológico -un episodio de como mínimo tres días consecutivos con al menos el 10% de las estaciones meterológicas registrando valores por encima del umbral de esta época del año- están viviendo al límite o sobrepasando los 40 grados.

El ejemplo más claro es Almadén, localidad del sur de Ciudad Real que este verano se está ganando, por derecho propio, el apelativo de 'sartén de España'. El pasado sábado, 10 de agosto, la capital del mercurio alcanzaba los 44,2 grados centígrados para culminar una semana infernal en la que dos días han estado a 42,9 grados y otro más a 43.

Sin embargo, como tierra de contrastes, en Castilla-La Mancha no todos sus habitantes sufren estas temperaturas extremas. Es más, hay algunos que tienen que arroparse cuando cae la noche.

Si Almadén es la cara de la moneda del calor estos días, Salvacañete -en la Serranía de Cuenca- es la cruz. Según los datos ofrecidos por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), durante la jornada del domingo, 11 de agosto, día en la que la cuarta ola de calor del verano ha alcanzado su pico más alto, este rincón castellano-manchego ha registrado la temperatura más baja de todo el país con 9,9 grados a las 7:10 horas de la mañana.

Este registro recogido en Salvacañete no es casual. Es más, en tres de los últimos siete días, el municipio conquense ha ocupado alguno de los tres primeros puestos del ranquin nacional de las temperaturas mínimas: 9,9 grados el domingo, 11,2 el sábado y 10,8 el jueves.

Un oasis para el descanso con el que muchos sueñan estos días... cuando el calor les deja pegar ojo.