Bajo ese contexto comenzó en marzo de 2020 un proyecto de Intervención Comunitaria, Mediadora e Intercultural, promovido y desarrollado por la Asociación IntermediAcción, con el apoyo del Ayuntamiento local. Su lema, 'Yo soy Franciscanos'. Y sus objetivos principales, contribuir al fomento de la convivencia, la inclusión y la cohesión social.

Varios actores y agentes sociales vieron en este barrio los "mimbres" y la oportunidad de poner en marcha una experiencia piloto de desarrollo comunitario en Albacete. Así lo explica a Europa Press, Vanesa López, mediadora comunitaria y la responsable del proyecto. "La intervención comunitaria que se realiza es preventiva y promocional para prevenir y abordar los retos derivados de la guetización, la exclusión social, el aislamiento social, el estigma, la conflictividad, la degradación del entorno y la diversidad social y cultural", apunta al respecto.

El proyecto desarrolla una metodología innovadora de intervención social y gestión de la diversidad local. Lo hace a partir del establecimiento de relaciones y de la generación de respuestas conjuntas a retos identificados colectivamente en materia de educación, salud y participación. Todo ello desde un enfoque de equidad, justicia social y de manera corresponsable y participada por los tres protagonistas principales de las comunidades.

Es decir, las administraciones (quienes deciden), los recursos técnicos y profesionales (quienes trabajan para la comunidad) y la población (quienes viven y construyen cotidianamente su comunidad).

Multiculturalidad

En la actualidad, según datos del padrón de habitantes a finales de 2019, el porcentaje de personas extranjeras en Franciscanos es del 16%. Otra de las características sociodemográficas que presenta el barrio es su elevado envejecimiento, con una tasa de población mayor de 65 años del 23%, nueve puntos superior a la media. La tasa de población infantil y juvenil, del 36%, es también muy elevada, respecto al total de población.

Destaca también un alto porcentaje, de personas mayores de 65 años (la mayoría mujeres: 76%) que viven solas, cuyo porcentaje es del 23% respecto a la población total.

Desde IntermediAcción apuntan los siguientes problemas estructurales de Franciscanos: la masificación de bloques de viviendas, escasez de aparcamientos, de espacios públicos, y de zonas verdes de recreo. Aunque también resalta en positivo la coexistencia de gran cantidad de bares y pequeños comercios de cercanía (algunos de ellos fundados hace más de 45 años) y otros nuevos de carácter transnacional.

En cuanto al movimiento asociativo, de las 561 asociaciones registradas a fecha marzo 2018 en el Registro Municipal de Asociaciones del Ayuntamiento de Albacete, 71 tienen su domicilio social en el barrio de Franciscanos. Es decir, un 12,6 % del total. "Un dato que junto con los más de 230 recursos claves identificados nos lleva a afirmar que en el barrio existe un nivel alto de participación y dinamización social", apunta López.

"Por otro lado, a lo largo de los años y por diversos motivos, se ha producido cierta tendencia a la segregación espacial y/o urbanísticas en torno a determinados espacios y colectivos, y a la disponibilidad de vivienda más barata que en otros barrios. Eso ha tenido repercusiones en la propia imagen interna y externa en el barrio y la ciudad y abierto un debate hacia el planteamiento de nuevos retos de cara a la cohesión social y la convivencia intercultural", añade la mediadora comunitaria.

Actividades realizadas

Desde el inicio del proyecto se han realizado más de 70 actividades concretas gracias a la participación de más de 150 actores que actúan en el barrio como los recursos técnicos, las asociaciones, los comercios y las instituciones. En total, han participado de las actividades más de 1.000 personas. De forma transversal a todo se está realizando un proceso de escucha a la comunidad y de recogida de datos cuantitativos y cualitativos para elaborar el Diagnóstico Comunitario del barrio de Franciscanos.

Entre las actividades más destacadas, según López, se encuentra la realización de multitud de coloquios, audiciones y reuniones con multitud de actores implicados en el barrio, desde asociaciones por la diversidad hasta vecinas mayores. Se han desarrollado actividades participativas con la infancia en 3 colegios y se han favorecido espacios de relación y encuentro. Por ejemplo: espacios virtuales y "al fresco" entre vecinos y vecinas; encuentro entre colectivos de mujeres diversas o impulso para generar redes de cuidados y apoyo mutuo entre vecinas.

También se han llevado a cabo acciones de mediación social intercultural y dinamización como una "vueltecica intercultural" por el barrio, una Gymkana o diferentes visitas guiadas para conocer todos los recursos de Franciscanos. En este sentido, una de las acciones más destacadas ha sido la puesta en marcha y publicación del "Mapa de recursos comunitarios de Franciscanos".

"Es el primer producto comunitarios, realizado de forma colaborativa, que visibiliza y pone en valor los recurso existentes en la propia comunidad", explica López. El mapa, que se puede consultar en línea, sitúa todos los recursos de Franciscanos divididos por categorías: sociales, sanitarios, deportivos, educativos, laborales, culturales, urbanos y de medioambiente.

Durante el casi año y medio que lleva en marcha 'Yo soy Franciscanos', un tiempo marcado por la pandemia, desde IntermediAcción destacan dos conclusiones: "La importancia del trabajo comunitario generador de relaciones de confianza y redes cooperativas entre unos y otros, y la necesidad de crear procesos a largo plazo que permitan articular respuestas conjuntas y anticipadas a retos comunes entre todos los agentes del barrio", explica López.

"Desde el principio, nos hemos encontrado en general muy buena acogida hacia el proyecto y a sus objetivos. Hay una gran variedad de vecinos/as, asociaciones y recursos técnicos e institucionales con una actitud muy proactiva hacia la participación e implicación en el mismo", añade la integrante de IntermediAcción. "Durante este tiempo se han sentado las bases para la consolidación del proceso comunitario y para el desarrollo de las siguientes fases del mismo, siendo para ello imprescindible continuar con el proyecto durante los próximos años", reivindica López.

Entre los retos a los que se aspira con la continuidad del proyecto a medio y largo plazo, IntermediAcción aspira, entre otras cuestiones, a lograr que las diferencias sociales, y económicas, etc no impidan a nadie participar en paridad de condiciones en la vida y en las dinámicas de la comunidad.

"El reto es que no haya procesos de exclusión que lleven a la desigualdad o a la segregación", afirma López. "Queremos que las diversidades se vean como riqueza para el barrio y que los recursos con los que contamos sean cada vez más conocidos y reconocidos por todos. Y que cada vez más en el barrio haya más relaciones de confianza entre vecinos diversos y más redes cooperativas y de apoyo mutuo entre unos y otros. En definitiva, que prime más el bien común, los interés comunes y generales, que los intereses individuales", concluye.