Triste: los Ojos del Guadiana vuelven a cerrarse por falta de agua
El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ha advertido en un comunicado de que "el río Guadiana ha vuelto a cerrar sus ojos" y ve "muy probable" que "si no se produce pronto otra secuencia climatológica húmeda, los Ojos del Guadiana permanecerán secos" durante un "largo período de tiempo".
Miguel Mejías, jefe del área de Hidrogeología Aplicada del IGME, explica en esta nota que los Ojos del Guadiana son un conjunto de manantiales que, "antes del intenso aprovechamiento de los recursos hídricos subterráneos desde los años setenta" del siglo XX, salpicaban el área del nacimiento del cuarto río en importancia de España, constituyendo "pequeñas depresiones topográficas en las que surgía el agua subterránea".
Los regadíos agrícolas intensivos generaron una sobreexplotación de los acuíferos que modificó progresivamente la dinámica regional del flujo subterráneo hasta producir su "desecación total" a partir de la primavera del año 1983.
Los Ojos del Guadiana permanecieron secos durante casi 30 años, hasta que, en enero de 2012 y "a raíz del intenso período climatológico húmedo 2009-2013", se detectó la presencia de nuevos encharcamientos en la llanura de inundación del río.
A partir de la primavera de 2013 comenzó un período de escorrentía superficial, controlado mediante aforos directos del IGME en el molino de El Nuevo, a unos 7 kilómetros de la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana, que llegó a alcanzar un caudal máximo de casi 1.500 litros por segundo en abril de 2014.
Desde entonces, el caudal del Guadiana fue descendiendo progresivamente, junto con el del rebosamiento, hasta llegar al día de hoy cuando ese caudal es nulo, aunque el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel recibe todavía una "ligera" entrada de agua por el molino de Molemocho que "irá desapareciendo según avance el verano".
Climatología y medidas de planificación
Mejías ha explicado que, dadas las actuales circunstancias, "en las márgenes de su cauce ya no se podrán observar los curiosos burbujeos que salían de la tierra y que aportaban el agua subterránea al río", lo que acrecentaba su belleza "singular y austera".
Por ello, ha depositado sus esperanzas en que pueda recuperarse en un futuro gracias a una mejor climatología, junto con medidas de planificación hidráulica y mayor concienciación de los usuarios de aguas subterráneas para que, como una vez refirió Cervantes, "no haya barco ni barca capaz de cruzarlo".