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Cuenca REMODELACIÓN

Las Casas Colgadas de Cuenca se reinventan como punto de referencia gastronómico

2 febrero, 2019 09:18

El nuevo mesón de las Casas Colgadas de Cuenca, cuyas obran han comenzado recientemente, verá ampliado el número de salas de dos a cinco y tendrá una capacidad para en torno a 100 comensales. Además, el edificio será totalmente accesible y podrá verse cómo los cocineros preparan la comida en directo.

Así lo han señalado este viernes los arquitectos que han redactado el proyecto de rehabilitación, Miguel Ángel y Javier Redondo, durante la presentación del mismo.

La obra, valorada en casi un millón de euros, ha sido financiada por el Consorcio Ciudad de Cuenca y prevé dos accesos al nuevo mesón. Uno de ellos será el tradicional, contiguo al Museo de Arte Abstracto, y el nuevo será por la Casa de la Sirena.

Entre los elementos más destacados de la intervención, los arquitectos han resaltado el respeto al patrimonio, la vinculación de las cinco salas al Museo de Arte Abstracto para crear un hilo conductor entre los dos espacios, la recuperación y puesta en valor de los balcones que dan a la hoz del Huécar, la rehabilitación de cubiertas y fachadas, así como mejoras energéticas tanto para la climatización como la iluminación.

Espacio interior

La superficie del nuevo mesón oscilará los 600 metros cuadrados. En el vestíbulo principal se eliminará las actuales escaleras para construir sólo una que sea recta, que vaya desde la puerta hasta la sala principal, y donde se instalará un salva escaleras. Estará adoquinado de granito como prolongación de la vía publica, y en vez de vaya, las escaleras protegerán a los comensales con un entramado de varillas metálicas en homenaje a la escultura de Sempere con el patrón de Moiré.

A mano izquierda estará situada la bodega. Antiguamente este espacio estaba destinado a aseos, y cambiará su configuración. Será un lugar recogido y sobrio en el que se almacenarán vinos además de servir de espacio para catas. Con un suelo negro, en medio habrá una mesa alta de ónix como homenaje al suelo que escogió Fernando Zóbel para el museo y que imitaba las betas de la madera.

La sala principal, que tenía un uso de cafetería, se remodelará para evocar la 'sala negra' del Museo. A la vez, se pretende crear la sensación de estar dentro de la obra de Manolo Millares, quien con telas de aspillera y cuerdas generaba superficies y volúmenes. Los balcones también se usarán como comedor y se rehabilitará todo el artesonado.

Justo debajo estará el comedor privado, denominado comedor del Rey. Se picará el revestimiento de la roca madre de manera que salga su color natural y se enfatice el hecho de estar adosados a las rocas de la ciudad. En el suelo se instalará una chapa de hierro troquelada para hacer levitar al comensal sobre la roca con una frase célebre de Zóbel.

Caja Pétrea

El espacio donde antiguamente estaba la cocina se verá modificado, derribando muros que no son originales para crear el comedor que llevará el nombre de 'caja pétrea'. Desde aquí se podrán ver a los cocineros trabajando, y se colocará una mesa alargada con alabastro retroiluminado que a modo de escultura se implantará en la escena. Se pretende crear una atmósfera que se asemeje a obras de Chillida u Oteiza, perforando esa piel pétrea para dejar pasar la luz y mostrar el paisaje circundante.

Por último, en la que antes era la Casa de la Sirena, se va a crear un espacio diáfano siendo uno de los grandes cambios que supondrá este proyecto. Con mucha luz natural, se pretende crear un espacio que recuerde a la 'sala blanca', ya que se demolerá el forjado para dar a la sala una mayor amplitud otorgando una geometría parecida a la sala principal del museo.

El alcalde de Cuenca, Ángel Mariscal, ha incidido en que la nueva capacidad oscilará entre los 100 o 120 comensales, y ha destacado como novedad las nuevas vistas que se abrirán a la Plaza de Ronda y a los rascacielos del barrio de San Martín. Asimismo, ha señalado que este nuevo mesón también va a ser un museo porque van a haber "auténticas obras de arte".*
La previsión de las obras que manejan desde el Consistorio es que sea para julio o agosto cuando se concluyan, en función de como vayan, "porque en obras de este calibre suelen ir surgiendo problemas". Así, Mariscal ha apuntado que va a ser esta una rehabilitación "muy meticulosa y manual, pero pueden surgir problemas como hallazgos arqueológicos que pueden hacer que se retrasen".

La idea que baraja el primer edil es, para Semana Santa, "cuando las obras estén en un estado más avanzado, empezar a trabajar un pliego para sacar a licitación la explotación del mesón". Para llevarla a cabo quiere ayudarse de la Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha, para que asesoren en la redacción de ese pliego. "Queremos primar la calidad para que el objetivo sea conseguir estrellas Michelin donde vengan cocineros con experiencia y dejar la licitación terminada antes del fin del mandato", ha enfatizado.

Proyecto de legislatura

El concejal de Urbanismo, Julián Huete, ha destacado que este era "un proyecto muy ilusionante por lo emblemático del espacio de las Casas Colgadas". Ha recordado que la idea surgió a mediados de 2016, cuando el Equipo de Gobierno tomó la iniciativa. "Estaba previsto rehabilitar el mesón, pero se vio que en la Casa de la Sirena también había que hacerle una inversión importante".

El responsable de Urbanismo ha recordado que el proyecto técnico fue "muy complejo" y ha recordado que se sacó a licitación "durante muy poco tiempo" porque desde el Ayuntamiento no querían tener el edificio cerrado por más tiempo.

Por último, ambos han calificado que este es un proyecto de mandato, en el que llevan implicados casi desde el inicio de la legislatura, y esperan que las obras estén terminadas para los meses de julio o agosto para que abra sus puertas lo antes posible.