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FOTOGALERÍA | La Semana de Pasión de Santa Olalla da otro paso en su crecimiento
La Semana Santa Eulaliense, pone en las calles de Santa Olalla un impresionante legado histórico, religioso, cultural y artístico. Este 2018, la Semana de Pasión ha contado con un programa de actos que además de los cultos propios de cada cofradía, se ha completado con el montaje de la tercera recreación de Jerusalén en el Portalillo de San Julián y con exposiciones en la Casa de Cultura.
El Domingo de Ramos por la mañana tuvo lugar la bendición de ramos y palmas. Por la tarde un gran número de santaolalleros acudieron a Talavera a la Procesión de la Comarca acompañando a nuestro paso de Jesús Nazareno y el Cirineo, sin duda uno de los más espectaculares de los diez que participaron en la procesión comarcal. Impresionante esfuerzo de las anderas, de la banda y gran despliegue de la cofradía que supieron despertar las emociones y levantar los aplausos del numeroso público en varias ocasiones.
Ya en Santa Olalla, la tradición, la emoción, el silencio, el respeto, la seriedad y la solemnidad tomaron nuestras calles durante las procesiones del Miércoles Santo, Jueves Santo y Viernes Santo, que pese a no poder salir se realizó brevemente en las naves de San Julián.
En la noche del Jueves Santo se pudo ver juntas a las tres cofradías de Santa Olalla, la Cofradía de la Virgen de los Dolores, la Cofradía de Jesús Nazareno de Medinaceli y la Cofradía del Santo Sepulcro. Especialmente emotivas fueron las salidas de las imágenes y los encuentros entre ellas que se produjeron justo antes de su retorno a San Julián.
Una invitada no deseada
La lluvia se presentó en la noche del Viernes Santo y aunque la procesión del Santo Entierro no pudo salir a la calle, sí se pudieron ver, dentro de la iglesia de San Julián, los pasos portados por sus grupos de anderas y anderos, la Cruz vacía con el sudario y el Santo Sepulcro; y también pudimos ver a las hermanas de mantilla que acompañaban a la Dolorosa, vestida de luto. Esta Semana Santa en Santa Olalla ha sido intensa, recogiéndose en ella los frutos sembrados por las cofradías y por las numerosas personas que las componen.
