La "posibilidad de bendecir" a parejas homosexuales sin equipararlas al matrimonio, recientemente aprobada por el Vaticano, ha generado un pequeño terremoto en la Iglesia de Toledo. Después de haberse conocido que cuatro sacerdotes toledanos están recogiendo firmas en una plataforma de Internet para solicitar al papa Francisco una marcha atrás, el arzobispo Francisco Cerro, y su auxiliar, César Magán, han reconocido "perplejidad" y "preocupación" entre algunos de los curas de la Archidiócesis.
En un comunicado dirigido a los sacerdotes toledanos, Cerro y Magán les piden "un esfuerzo por acoger esta palabra autorizada de la Iglesia" y les recuerdan que las bendiciones a las parejas gais serán "de pocos segundos", tal y como se recoge en la declaración "Fiducia Supplicans: sobre el sentido pastoral de las bendiciones", publicada el pasado 18 de diciembre por la Congregación para la Doctrina de la Fe y firmada por el prefecto de esa congregación, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández.
El arzobispo de Toledo y el obispo auxiliar, a este respecto, explican a los sacerdotes de la Archidiócesis de Toledo que, en su "humilde entender", esta nueva indicación del entorno del papa Francisco sobre la bendición a parejas homosexuales "parece querer responder, por una parte, a la multiplicación de situaciones complejas y alejadas de la vida en Cristo que se dan en nuestros días, y por otra, a las prácticas que se daban en ciertas comunidades y que confundían acogida con ratificación".
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Cerro y Magán, en la misma línea, recuerdan que la "Fiducia Supplicans" vaticana incluye textualmente que la bendición a los gais "no pretende justificar algo que no es moralmente aceptable" y que "evidentemente no es un casamiento, pero ni siquiera es un visto bueno ni una ratificación de nada". "Es solo la repuesta de un pastor a dos personas que piden la ayuda de Dios".
Por ello, los prelados toledanos solicitan a sus sacerdotes que se esfuercen "por comprender el fondo del documento" y que no lo rechacen "de plano, aunque por su naturaleza pueda ser ulteriormente precisable". Igualmente, llaman a "evitar la dialéctica pública de confrontación", instándoles a utilizar los "cauces internos" para solventar "cualquier duda o aclaración necesaria" ya que "el maligno puede enredarnos con un falso celo que suscite la animadversión entre hermanos sacerdotes o respecto de la autoridad de la Iglesia".
No es obligatorio
Asimismo, les recuerdan que son los propios sacerdotes quienes deben decidir "ante Dios y ante su propia conciencia" si bendicen o no a las parejas homosexuales.
"Las indicaciones de los superiores apuntan a que es el ejercicio del discernimiento de cada pastor el que verifica si se dan unas sanas disposiciones de las personas que se acercan con una sencilla y humilde petición al respecto. Por eso, ni hay obligación automática de hacerlo ni de no hacerlo", finalizan.