El Plan de Movilidad Urbana de Toledo de 2021 cuantifica en 4.500 los viajes en días laborables entre el Polígono y Azucaica. Una cifra que, hoy en día, se ha visto superada debido a que el nuevo Hospital Universitario de Toledo se halla funcionando ya a pleno rendimiento. Separados por el Tajo, la conexión entre ambos barrios sólo es posible a través de la A-42 y de la TO-23. Ambas carreteras presentan en la actualidad una gran saturación de tráfico que deriva en retenciones y atascos a las horas punta.
Para buscar una solución a este problema de movilidad, el equipo municipal de Gobierno ha apostado por construir una conexión viaria entre ambos núcleos urbanos. La infraestructura que se pretende acometer y que será financiada por el Ayuntamiento de Toledo, no está contemplada en el Plan de General de Ordenación Urbana de 1986, aún vigente, pero sí fue incluida en el Plan de Ordenación Municipal de 2007 anulado por sentencia del Tribunal Superior de Justicia de 2007.
El primer paso de este proceso que desembocará en la construcción de un nuevo viaducto sobre el Tajo fue la adjudicación al Estudio A.I.A. de la redacción del Plan Especial de Infraestructuras vinculado a este proyecto. El objetivo de este documento es determinar cuál es la alternativa de trazado más conveniente.
Sus redactores, según ha podido conocer EL ESPAÑOL - EL DIGITAL CLM, se decantan por la denominada alternativa 1, al ser considerada la de menor impacto territorial, ambiental y económico. La actuación seleccionada tiene una longitud total de 2.410 metros, lo que la convierte en la segunda opción más larga de las cuatro propuestas para unir Azucaica con el Polígono. El coste estimado por kilómetro es de 5,51 millones de euros, por lo que la inversión total que tendrá que asumir el Ayuntamiento para la construcción de esta nueva calle rondará los 13,27 millones de euros.
En el documento se analizan los pros y los contras de cinco opciones, incluida la llamada 'alternativa cero', que pasaría por no actuar, dejando la situación tal y como está. La inacción es rechazada de plano puesto que se considera que los problemas de movilidad irán en aumento con el paso del tiempo y el incremento de la población. "Además, la 'alternativa cero' implica peores condiciones de seguridad, pues una mayor congestión del tráfico puede conllevar una mayor accidentabilidad", concluye el estudio.
Por debajo de la línea de alta velocidad
La opción elegida nace en el Polígono Industrial a la altura de la confluencia de la calle Jarama con la calle Gravera, junto a la gasolinera Avia. Ésta última deberá ser acondicionada para que discurra una calzada de dos carriles, uno por sentido, de 3,5 metros de ancho cada uno, a lo que hay que añadir arcenes de un metro de ancho y bermas exteriores de 0,6 metros. Asimismo, contará con un carril de movilidad sostenible tendrá una anchura de cinco metros salvo en la zona del puente, donde se estrechará hasta quedarse en dos metros.
Al final de la calle Gravera, el trazado del nuevo vial cruzará la línea de Alta Velocidad utilizando el paso bajo las vías situado en el kilómetro 27,5 de la línea ferroviaria. El estudio determina que las dimensiones son adecuadas para que pueda discurrir la nueva infraestructura, ya que cuenta con una anchura libre mínima de 9,97 metros y un gálibo vertical mínimo de 5,49 metros.
Nuevo puente de 492 metros sobre el Tajo
La nueva calle, una vez superada la línea ferroviaria, trazará dos curvas sucesivas. La primera de ellas hacia la izquierda y la segunda a la derecha para buscar la zona que se ha considerado óptima para el cruce sobre el cauce del Tajo. Con el objetivo de que todo el viaducto esté situado en un tramo recto, la primera curva se ha diseñado con 203 metros de radio, adecuada para una velocidad de 70 kilómetros/ hora y la segunda con 300 metros de radio adecuada para una velocidad de 80 kilómetros/hora.
El puente sobre el Tajo tendrá una longitud de 492 metros y contará con un tablero de una anchura de 12,60 metros que permitirá albergar dos carriles de 3,5 metros de ancho, arcenes exteriores de un metro, un carril ciclopeatonal o de movilidad alternativa sostenible de 2 metros de ancho y 0,80 metros a cada lado para la colocación de los pretiles.
Llegada al barrio de Azucaica por la calle Cañada
Una vez superado el puente sobre el Tajo, el trazado gira hacia la izquierda con otra curva de 300 metros de radio, adecuada para una velocidad de 80 kilómetros/hora. Posteriormente, el itinerario propuesto dibuja otra curva hacia la derecha, de 210 metros de radio, adecuada para una velocidad de 70 kilómetros/hora, para entrar en el barrio de Azucaica por la calle Cañada, situada entre el complejo asistencial de la Residencia Social Asistida y las primeras viviendas del barrio de Azucaica, que arranca en la confluencia de las calles Amapola y Campanilla. De ahí el vial se encamina a la carretera Toledo-Mocejón (CM-4001) con la que conectará a través de una rotonda.
De las cuatro propuestas analizadas por los redactores del Plan Especial de Infraestructuras, el trazado que mayor afección causa sobre el territorio afectado es la opción 4, ya que atraviesa un ámbito de protección arqueológico. Además, la mayor longitud del viaducto, que tendría una longitud de algo más de un kilómetro, causaría mayor impacto sobre el paisaje.
Las afecciones de las otras tres propuestas son más o menos similares, aunque la alternativa 1 se impone a la opción 3 debido a que, aunque esta última no cruza líneas de gas, su longitud es mayor y atraviesa mayor superficie de suelo de regadío y genera mayor impacto en el paisaje.
Por último, pese a que la alternativa 2 es ligeramente más corta que la finalmente propuesta, su trazado discurre por una zona más próxima al área residencia del barrio de Azucaica, con el consiguiente impacto acústico sobre los vecinos del barrio próximos a la actuación.
El Plan Especial de Infraestructuras, que señala que será necesaria la reclasificación del suelo afectado por esta nueva infraestructura vial, ya que en la actualidad tiene la calificación de no urbanizable protegido, indica también las medidas preventivas y correctoras apropiadas para cada uno de los impactos identificados y evaluados como los relativos a la vegetación y fauna que podrían verse afectados por la actuación. Además, se tiene en cuenta el impacto sobre el paisaje de la Vega.
Evaluación Ambiental Estratégica Simplificada
El Ayuntamiento ya ha enviado el borrador del Plan Especial de Infraestructuras junto al Documento Ambiental Estratégico a la Consejería de Desarrollo Sostenible de la Junta de Comunidades ya que la aprobación del futuro vial necesita superar una Evaluación Ambiental Estratégica Simplificada que concluirá con la emisión de un Informe Ambiental Estratégico una vez consultadas las administraciones públicas y los particulares afectados.
Tras las modificaciones del Plan Especial de Infraestructuras con las alegaciones aceptadas, se abrirá un período consultivo por la Consejería de Fomento que terminará con la aprobación definitiva del Plan. Se calcula que el proceso entero desde la adjudicación del PEI será de once meses.