La productora y directora toledana Mabel Lozano se ha colado esta semana con su documental 'Biografía del cadáver de una mujer' en las nominaciones de los Premios Goya. Con él pone al descubierto la indefensión que sufren las víctimas de explotación sexual, situación que la lleva a denunciar que en España hay cantidad de mujeres extranjeras, en tramos de edades parecidos a los de las víctimas de trata, sin identificar porque "nadie reclama sus cuerpos". "Es inaudito que esto ocurra en un Estado de Derecho".
Al hilo de la nominación, y en conversación con Europa Press, la directora ha llegado a constatar por sus propios medios que en nuestro país, al menos, han sido asesinadas de manera brutal hasta 44 mujeres en situación de prostitución en los últimos 20 años. No han sido reconocidas como víctimas de violencia de género. De ahí que lamente que haya "mujeres de segunda y muertes de segunda".
Pregunta.- ¿Cómo sienta esta nominación?
Respuesta.- La eligen los compañeros, y eso es maravilloso. Pero en mi caso, tiene un doble sentido que es el que más me llena de entusiasmo. Al nominar 'Biografía del cadáver de una mujer' se está visibilizando a las mujeres víctimas de la trata, a las que han arrebatado sus derechos y no han dejado huella en la historia. El documental relata la historia de Yamiled Giraldo, una mujer superviviente de la trata, asesinada a tiros en un pueblo de Navarra y en presencia de su hijo por el proxeneta que la explotó y al que denunció. En nuestro país podemos hablar de manera eufemística y llamarle trata pero es esclavitud. Hay cientos de mujeres que viven en cautiverio. Y si alguna de ellas se atreve a ser valiente, como lo fue Yamiled, es asesinada. Esos asesinatos sirven para decir al resto de mujeres que están en esa situación "mira lo que te va a pasar si denuncias".
P.- ¿En qué situación quedan los hijos de estas mujeres?
R.- Jamás se habla de esto. Es la primera vez que me hacen esa pregunta. Esos hijos quedan olvidados, como sus madres. Al final estamos hablando de mujeres de segunda y muertes de segunda. En ninguna información en la que se dé cuenta de las muertes de estas mujeres se pone su nombre y esto es muy lacerante. Cuando asesinaron a Yamiled el titular fue: 'Prostituta abatida a tiros', cuando era víctima de un delito que vulnera todos los derechos humanos.
Por contra, no encontramos ningún titular que hable de 'albañil acuchillado o abatido a tiros'. A estas mujeres se les borra incluso sus nombres, se les deshumaniza, no hay ningún artículo en la prensa que cuente realmente lo que les ha sucedido. Con ellas, se hace lo mismo que los nazis hicieron con los judíos: quitarles el nombre, que es lo primero que recibimos cuando nacemos. Por eso, ¿quién va a pensar en sus hijos? Sería un doble salto mortal con tirabuzón. Esos niños no interesan a nadie.
P.- Sorprende ver que usted y su equipo hayan investigado y hayan recuperado los nombres de 44 mujeres asesinadas en situación de prostitución en España que fueron asesinadas de manera brutal. Esos asesinatos, ¿se han esclarecido?
R.- Con nuestro tiempo, energía y dinero hemos hecho una investigación de todas las mujeres asesinadas en prostitución desde el año 2000 y es para alucinar. Nosotros hemos encontrado 44, que fueron en su mayoría quemadas, descuartizadas o tiradas a los basureros. No solo por los proxenetas, también por los hombres que van a consumir sexo y las matan. Hemos encontrado 44, pero no te puedes imaginar la cantidad de mujeres extranjeras, con edad de ser víctimas de trata, que hay sin identificar porque nadie ha reclamado sus cuerpos. Esto está ocurriendo en nuestro país y lo hemos normalizado porque, como se suele decir, la prostitución es de toda la vida. Estamos hablando de delitos no contra la libertad sexual, sino contra la libertad en mayúscula de los seres humanos, de cosas gravísimas.
Hasta 2018, con la Ley de Protección Integral de la Libertad Sexual y para la erradicación de las violencias sexuales, no se recogieron los asesinatos de mujeres en situación de prostitución. Pero la realidad es que estas muertes se investigan como un homicidio normal, sin profundizar en la vinculación de la víctima con las mafias de la trata. Por eso, ni las víctimas ni sus hijos tienen los mismos derechos ni están equiparados en cuanto a reconocimientos con los de la violencia de género.
P.- Sus otros trabajos 'Voces contra la trata de mujeres' o 'El Proxeneta' han sido utilizados para formar a fuerzas y cuerpos de seguridad en este asunto. Esto, ¿le genera orgullo o tristeza?
R.- En España no existía ningún trabajo que hablase de trata. En 2005, cuando empecé a grabar, muchos de mis amigos me decían que estaba zumbada, que la que era puta era porque quería. Tampoco las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se preguntaban por aquel entonces por qué había mujeres extranjeras donde antes había españolas. Ha habido pocos policías o fiscales que no se hayan formado con 'Voces contra la trata', y con 'El Proxeneta' he participado en la instrucción de agentes en Bolivia y Colombia.
A veces siento mucha rabia, porque no entiendo la falta de voluntad política y otras, mucha frustración por la ausencia de una que penalice todas las caras del proxenitismo. Tanto al PP como al PSOE les ha faltado voluntad de legislar. Ambos han tenido un plan integral contra la trata pero no lo han legislado. A día de hoy uno puede lucrarse de prostituir a otra persona, lo que da cabida al proxenetismo, sin ser penalizado porque no es delito. En España gozamos de un Estado de derecho y de una sociedad garantista, y es inaudito que sigan ocurriendo casos como el de Yamiled Giraldo.
P.- Sus anteriores trabajos se han visionado en centros educativos. Pasará lo mismo con 'Biografía del cadáver de una mujer'?
R.- Recurro al cine como herramienta de transformación social. Tenemos dos maneras de llegar a lo que queremos, que es vestir de derechos a las mujeres: una, dotándonos de una ley integral contra la trata con auténtica perspectiva de género que condene a todas las caras del proxenetismo; y otra, por medio de la educación. Hay que desacelerar la demanda y decir a los chicos que detrás de esas luces de neón hay muchas Yamileds que no denuncian porque el miedo y las amenazas son reales.
Hay que hacer mucha pedagogía, sobre todo con los jóvenes. La tan denostada 'Ley Celaá', de la que se hablan cosas horrorosas, aborda la educación sexual que es algo importantísimo. Hay que trabajar para educar en relaciones sexuales afectivas, sanas e igualitarias. La sexualidad no va de poder sino de placer, de no comprar a un ser humano. Ahora estamos viendo que los chavales ritualizan lo que ven en la pornografía y de ahí las manadas.
P.- ¿En qué situación quedan las víctimas de trata cuando los esfuerzos mundiales se centran en combatir la pandemia?
R.- Aunque las fronteras estén cerradas, la demanda de sexo no ha disminuido. Si no llegan mujeres extrajeras captarán a españolas. Y ¿dónde las van a captar? ¿En las universidades o en los lugares donde haya mujeres y niñas en situación de vulnerabilidad? Esta pandemia está haciendo más vulnerables a los vulnerables y las mujeres siempre lo son.