El Archivo Municipal de Toledo ha rescatado en su portal web un documento de mediados del siglo XVII en el que el Ayuntamiento de Toledo solicitaba al cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval mantener como "fiesta de guardar" la que cada 23 de enero se celebraba en honor de San Ildefonso. La petición fue aprobada por un edicto dado en Madrid el 30 de noviembre de 1652.
El edicto se hizo llegar a los toledanos en forma de bando el 24 de diciembre de 1652. En aquel pregón, como explica el archivero municipal, Mariano García Ruipérez, se hizo saber a "todos los vecinos y moradores de esta ciudad y villas y lugares de su Arzobispado" que "se guarde por día de fiesta de aquí adelante el día del glorioso San Ildefonso, arzobispo de Toledo y natural de ella, que se celebra a 23 de enero de cada año", según ha informado el Ayuntamiento toledano en nota de prensa.
Además de la supresión firmada por el Papa Urbano VIII en 1642 mediante bula que limitaba los festivos religiosos, la festividad de la ciudad con motivo de San Ildefonso también estuvo a punto de desaparecer durante el pontificado de Pío IX, que con un 'motu proprio' de 2 de julio de 1911 redujo los días festivos a tan solo ocho, sin contar los domingos.
Pero como recuerda Mariano García Ruipérez, los toledanos volvieron a solicitar que su tradicional fiesta no desapareciese, logrando que fuera repuesta por el Papa Benedicto XV, en un breve apostólico de 10 de marzo de 1914. Como dato, el archivero municipal aporta la noticia publicada por el diario El Castellano el 20 de enero de 1915, en la que se decía: "Por especialísima gracia de Su Santidad, se ha restablecido para Toledo y toda la Diócesis la fiesta de San Ildefonso, con la consiguiente obligación de oír Misa y de abstenerse de obras serviles".
San Ildefonso y su continuidad en el tiempo desde ese breve apostólico de 1914 está documentado, y es que como explica el responsable del Archivo Municipal, las reformas posteriores en el calendario eclesiástico, especialmente la aprobada por el Papa Pablo VI en 1969, no tuvieron incidencia en su celebración pues, aunque no estuviera entre las fiestas generales, sí se permitía que tuviera la condición de fiesta local. Y así ocurrió en Toledo y en otras poblaciones españolas que siguieron celebrando la fiesta de San Ildefonso con la autorización de la competente autoridad eclesiástica.
"Ni siquiera la llegada de la democracia cuestionó esa consideración manteniéndose cada año como una de las dos fiestas locales celebradas en nuestra ciudad", comenta Mariano García Ruipérez, además de subrayar que el Ayuntamiento ha venido empleándose en potenciar el 23 de enero como Día de la Ciudad con iniciativas como el Premio de Temas Toledanos 'San Ildefonso' que se convocó de 1980 a 2007, o la aprobación del Reglamento de Honores y Distinciones en sesión plenaria de 20 de noviembre de 2008, en el que se acordó que cada 23 de enero, festividad de San Ildefonso, se entregaran los premios con los que la ciudad de Toledo honraba a las personas e instituciones más relevantes.