El primer 'submarino' español se probó en el Tajo a su paso por Toledo
Durante estos días España está probando su submarino S-80, un hito de la industria nacional alcanzado tras 17 años de trabajo y una ingente inversión de casi 4.000 millones de euros. Si todo sale bien, tal y como se espera, la Armada podrá empezar a utilizarlo en 2023. El sumergible cuenta con un sistema de combate integrado, un "cerebro" que aúna todos los sensores y armas para responder ante una amenaza: es capaz de descender a centenares de metros y lanzar misiles a tierra, pudiendo permanecer bajo el agua quince días.
Pero hay que remontarse varios siglos para conocer el que fuera el primer 'submarino' español. El guía oficialJuan Luis Alonso ha publicado una curiosa e interesante investigación en la web Leyendasdetoledo.com desvelando que "en 1538 una de las primeras experiencias de navegación submarina se realizó en Toledo, en el río Tajo, para el emperador Carlos I".
En aquella época la corte se ubicaba en la capital toledana y allí, según publicó el astrólogo y matemático Jean Taisnier en 1562, el monarca español asistió a una demostración sorprendente para su época, consistente en que "dos griegos entraron y salieron varias veces del fondo del Tajo ante la presencia del Emperador, sin mojarse y sin extinguirse el fuego que llevaban en sus manos".
El invento que utilizaron para conseguirlo, según explica Juan Luis Alonso en Leyendasdetoledo.com, en realidad se trataba de algún tipo de sumergible, denominado “campana húmeda”, una especie de caja metálica o de madera impermeabilizada con cuero y con cierto lastre, sostenida desde una embarcación que permitiría la observación del fondo marino en la que se conservaría el suficiente tiempo aire en su interior para permitir la supervivencia de las personas que allí dentro se aventuraban.
"Es probable que el Emperador, inmerso en varias guerras por toda Europa, estuviera ya buscando en aquellos años nuevos artilugios o máquinas de guerra que le permitieran tomar ventaja sobre sus enemigos, especialmente en el mar, donde había importantes problemas con los corsarios y con los turcos con Solimán el Magnífico al frente del Imperio Otomano, que causaban grandes problemas a las tropas imperiales", añade Alonso.
Lo que no ha podido desvelar la investigación, que puede leerse de forma completa en este enlace, es en qué punto del Tajo a su paso por Toledo se llevó a cabo exactamente la experiencia ni el resultado de la misma.
Del artilugio sumergible utilizado en 1538 no hay imágenes ni dibujos, pero sí hay uno de la campana que realizó el sicilianoGiuseppe Bono décadas más tarde, en 1582, para recuperar parte del oro y la plata que quedaban en el fondo del mar cuando se hundían los barcos. "Nos podría servir de pista para saber cómo fue aquél artilugio mostrado unos años antes en Toledo a Carlos I", asegura Alonso.