La genial historia del músico de Castilla-La Mancha al que el rey no dejaba jubilarse
El castellano-manchego Carlos Patiño, que vivió de 1600 a 1675, sigue siendo un gran desconocido para la mayoría de españoles pese a que fue uno de los grandes músicos de su época. Tanto es así que el rey Felipe IV, del que este conquense de Santa María del Campo Rue fue maestro de capilla durante 30 años, apreciaba tanto su arte que nunca le permitió jubilarse.
Ahora, cuatro siglos después, la figura de Patiño empieza a adquirir la relevancia que se merece con la primera grabación mundial de sus obras vocales en latín más emblemáticas. La recuperación de las piezas creadas en su día por este genio barroco ha corrido a cargo del director y musicólogo Albert Recasens, que ha investigado las obras en el Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra y las ha grabado en Portugal al frente de su conjunto La Grande Chapelle.
Para realizar esta labor ha consultado numerosos archivos en los que se conserva el legado de este genio castellano-manchego, como los de los monasterios de Montserrat y El Escorial, que custodia la principal colección de obras suyas en latín; los de las catedrales de Ávila, Burgos, Cuenca, Valencia, Las Palmas, Valladolid, Segovia, Salamanca y Santiago de Compostela; y la Biblioteca Nacional de Catalunya, entre otros. También ha accedido a documentos preservados en el Nuevo Continente: Ciudad de Guatemala y Puebla.
Patiño comenzó a cantar en su pueblo natal y posteriormente se formó en la catedral de Sevilla. Allí entró en contacto con el duque de Braganza y el futuro rey Juan IV de Portugal, con el que mantuvo correspondencia. Tras el fallecimiento de su esposa, quiso alejarse de la capital andaluza y se dirigió a Salamanca. Posteriormente partió a Madrid y consiguió la vacante de maestro de capilla del Real Monasterio de la Encarnación. Durante esos años consolidó su prestigio en la corte y en 1634 se convirtió en maestro de capilla de Felipe IV. Fue el primer no francoflamenco que logró ese puesto en la corte de los Habsburgo españoles.
“Durante esas tres décadas al servicio del rey se convirtió en referente para las catedrales españolas y latinoamericanas”, ha asegurado Recasens, quien considera que “se trata de uno de los grandes maestros del Barroco y un innovador en su país natal, ya que integró elementos de la modernidad europea”. Su influencia, ha detallado, resultó determinante para las siguientes generaciones de músicos hispánicos.
Composiciones para las grandes ceremonias
Del extenso corpus vocal de Patiño, Recasens ha seleccionado para el disco algunas de sus composiciones religiosas en latín más relevantes, escritas para las grandes ceremonias de la corte. Entre las joyas recuperadas se encuentra una versión inédita conservada en Segovia del motete Maria Mater Dei, una de las composiciones predilectas del músico conquense. “Lo sabemos porque se hizo retratar con ella en el cuadro que se conserva de él en la Biblioteca Nacional. Es la única obra pictórica que nos ha llegado de un músico español del siglo XVII”, ha apostillado Recasens.
El experto ha subrayado que la investigación y el disco “contribuyen a reconstruir el paisaje sonoro en tiempos de los genios del siglo XVII, como Velázquez o Calderón de la Barca”. Uno de sus objetivos es, precisamente, “colmar lagunas” sobre los grandes compositores de la época: “El Siglo de Oro hispánico es reconocido internacionalmente por su literatura, artes plásticas, escultura, arquitectura… También debemos recuperar el repertorio musical, que forma parte del patrimonio de toda Europa y de la humanidad”.
'Carlos Patiño: Música sacra para la corte' se enmarca en la colección discográfica de música antigua del CSIC “Musica Poetica”. Se ha editado con el patrocinio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid.