Los 16 ultras neonazis detenidos el pasado martes en la operación que permitió desarticular la banda criminal Combat 18, uno de ellos en la provincia de Toledo, planeaban ataques contra mezquitas, intereses judíos y locales de entornos ideológicos que sean interpretados como antagónica, fundamentalmente de izquierda antifascista.
Así lo ha avanzado este jueves el subjefe de la Comisaría General de Información de los Mossos d'Esquadra, David Sánchez, que ha dado a conocer en una rueda de prensa más detalles de esta operación, en la que también ha participado la Policía Nacional.
Combat 18 es un grupo que en Canadá se considera terrorista y que en España pretendía crear un proyecto neonazi, así como del perfil de los detenidos y del funcionamiento de este grupo criminal.
Según informaban fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL este martes, sus miembros odian a los judíos y a los musulmanes en general, no solo por la guerra iniciada contra Hamás, por lo que "no tenían ninguna acción planificada tras los ataques a Israel".
De hecho, Sánchez ha explicado este martes que sus objetivos para atentar eran "genéricos y abstractos".
Estaban intentando conseguir armas
Durante el golpe policial que permitió desarticular la banda, fueron detenidas 16 personas, doce de ellas en Cataluña -que hoy han quedado en libertad con medidas tras pasar a disposición judicial- y otros cuatro en Madrid, Lugo, Málaga y Toledo.
Los 16 ultras detenidos, tal y como ha informado el subjefe de los Mossos, todavía no tenían capacidad de actuación para cometer atentados en el momento de su arresto ni tenían unos objetivos concretos ya definidos a nivel táctico, pero sí unos planes "genéricos prioritarios" para atacar mezquitas, intereses judíos o de movimientos "antagónicos", sobre todo, de grupos antifascistas de la izquierda.
Para poder actuar con "mayor letalidad", estaban tratando de conseguir armas de fuego real a través de otras personas de la banda que operan en diferentes países europeos. Según ha indicado Sánchez, "por los antecedentes en Europa y en Estados Unidos, los ataques a personas eran una acción previsible".
En el momento de la explotación de la operación, el grupo ya poseía una estructura jerarquizada "muy clara", en la que cada uno de sus miembros asumía un rol en concreto, y que estaba liderado por tres cabecillas: el presidente, el tesorero y el sargento de arma.
Altamente "radicalizados"
Además, los detenidos ya contaban con espacios para reunirse físicamente en Cataluña y estaban en plena fase de captación de nuevos miembros y de propaganda con la elaboración y difusión de contenidos sobre la supremacía de la raza blanca.
El intendente ha explicado que la operación policial se ha llevado a cabo después de dos años de investigación, "tras constatar el crecimiento del grupo y para evitar que Combat 18 fuera un peligro real para la sociedad".
En cuanto a los detenidos, son 13 hombres y tres mujeres "altamente radicalizados" desde hace tiempo y con un perfil claro: tienen entre 29 y 49 años de edad y algunos de ellos cuentan con antecedentes previos por delitos de odio.