Es incuestionable que los restaurantes premiados por la Guía Michelin con una o varias estrellas poseen una cocina de alta calidad, pero su precio puede resultar elevado para repetir con frecuencia. Por este motivo, hace unos años se incorporó la categoría Bib Gourmand, una selección de templos del buen comer con una excelente relación calidad precio.
Mientras que las estrellas Michelin valoran todos los aspectos del servicio de calidad en una cocina, en los restaurantes calificados como Bib Gourmand se tiene en cuenta al cliente que quiere comer bien por un precio moderado. En ellos se come de maravilla y la experiencia viene siempre con garantía de satisfacción.
En la provincia de Albacete hay un establecimiento con esta distinción. En ellos, el precio de una comida de excelente calidad, formada por dos platos -entrante y plato principal- y postre (a veces también incluye bebida), queda por debajo de 35 euros por persona. Es el siguiente:
Azafrán (Villarrobledo)
Técnicas actuales y elegancia, aplicadas a los recios sabores del recetario tradicional manchego, son las señas de identidad que caracterizan la cocina de la chef Teresa Gutiérrez, que también ejerce como embajadora de la D.O.P. Azafrán de La Mancha.
El equipo del restaurante está formado íntegramente por mujeres y la carta, de cocina actual y base regional, se completa con dos interesantes menús, el más completo de tipo degustación. Ideal para descubrir el pan artesano, los quesos manchegos, las posibilidades de la caza en temporada y, cómo no, los platos dulces, lo que la chef llama sus "galguerías".
Sobre el pueblo
Villarrobledo, a 86 kilómetros de la capital, es una de las grandes poblaciones de la Mancha albaceteña. Recoge en su término municipal las pedanías de Moharras y Casa de Peñas.
Fue el siglo XVI el de su esplendor económico y social, como demuestran varias de las construcciones que se hicieron durante esta centuria, como la actual iglesia de San Blas, varios conventos e incluso la casa del Ayuntamiento. Todas ellas son visitas de interés. Pero, además, ofrece un conjunto urbano de calles amplias y muros encalados al estilo de otras poblaciones manchegas característicos de la industria bodeguera que prevalece en la zona.
Mención aparte merecen sus Carnavales, unos de los más importantes de España, declarados de interés turístico nacional.