Siempre han sido el punto de encuentro, el epicentro de la vida pública: el ágora griega, el foro romano, el zoco musulmán… la plaza, las plazas. Donde encontrarse, donde reunirse, donde vender y comprar, donde transitar para llegar al destino, donde festejar, o donde simplemente estar y ver la vida pasar.
Y es que las plazas siempre nos traen recuerdos bonitos, ya sea aquellas plazas de la ciudad o el pueblo en el que vivimos, o aquellas de los lugares a los que un día viajamos y en las que quisimos posar para una foto que nos recordara tiempo después que allí estuvimos, y allí fuimos felices.
Aquí te presentamos sólo una pequeña selección de algunas de las plazas más singulares de Castilla-La Mancha, porque cada una de las plazas de los más de novecientos municipios de esta región es bonita, y cada una de ellas tiene historias bonitas que contar.
Quince preciosas plazas
En la provincia de Guadalajara, destaca la Plaza Mayor de Sigüenza. En el siglo XV, el cardenal Mendoza decidió derribar un lienzo de la muralla para crear un nuevo espacio diáfano frente a la catedral donde celebrar el mercado semanal. Y así nació una de las plazas castellanas más bellas. De estructura rectangular y estilo renacentista, en uno de sus extremos se levantó una galería porticada para guarecerse los días de lluvia. Cuentan los lugareños que unos americanos quisieron comprar esta plaza para llevársela piedra a piedra a Estados Unidos… y es que no nos extraña, de noche es casi mágica.
Siguiendo con el recorrido nos encontramos la Plaza del Trigo, también denominada plaza del Mercado o plaza de don Bruno Pascual Ruilópez, es el corazón de Atienza. Su arquitectura tradicional la convierte en una de las más bellas plazas de toda Castilla-La Mancha. Los edificios y casas que la conforman reflejan la arquitectura propia de la villa, con fachadas enfoscadas de cal, con las vigas y los pilares vistos, y todas con soportales.
Y no muy lejos se encuentra una plaza que cautivó a Camilo José́ Cela. En su “Viaje a la Alcarria” nos narra “A la mañana siguiente, cuando el viajero se asomó́ a la plaza de la Hora, y entró, de verdad y para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse en una ciudad medieval, en una gran ciudad medieval. La plaza de la Hora es una plaza cuadrada, grande, despejada, con mucho aire.” Así es la plaza de la Hora de Pastrana: un gran espacio cuadrado de 150 metros por cada lado, donde al norte se encuentra la imponente fachada renacentista del Palacio Ducal, proyectado por Alonso de Covarrubias, uno de los grandes arquitectos del momento, a petición de Ana de la Cerda, la abuela de la princesa de Éboli. La historia de esta desdichada mujer, ya todos la conocen… ¿tú aún no? Ya puedes viajar hasta Pastrana para descubrirla…
Abandonando la provincia de Guadalajara y adentrándonos ya en la de Cuenca, llegamos a San Clemente para descubrir la plaza mayor, que está dominada por la porticada Casa Consistorial renacentista, sin duda el edificio más representativo y que contiene el Museo de obra gráfica de la Fundación Antonio Pérez, que atesora una colección de arte contemporáneo con obras de Saura, Feito o Lucebert.
Siguiendo el trayecto, vamos a parar a la Plaza Mayor de Beteta, propia ya de construcciones de la Serranía de Cuenca, muestra el gusto por los balcones y los soportales sostenidos por columnas, y que en este caso enmarcan el Ayuntamiento.
Y también destaca en la provincia la Plaza del Infante Don Juan Manuel de Alarcón está presidida por grandes arcos y soportales, aquí se encuentran el ayuntamiento y la Iglesia de San Juan Bautista, edificio de estilo románico y templo hoy desacralizado que alberga el Centro de Arte Pintura Mural de Alarcón Jesús Mateo.
Ya en Albacete, la Plaza Mayor de Chinchilla de Montearagón es un espacio configurado arquitectónicamente en el siglo XVIII, de planta rectangular, y rodeado por los contrafuertes, ábside y torre de la iglesia de Santa María del Salvador; el Casino en su lado sur, con galería acristalada, sustentada por columnas, y junto a él la torre del reloj. Presidiendo la plaza está el Ayuntamiento, con su fachada barroca y el medallón de Carlos III.
También es preciosa la monumental Plaza Mayor de Alcaraz, que se abre sobre el saliente de la plazuela de la Trinidad; está presidida por dos torres renacentistas, la de la iglesia y la del Tardón, ambas obras del genial arquitecto del Renacimiento Andrés de Vandelvira, aquí nacido. La arquería de la plaza sustenta el ayuntamiento, la Lonja del Corregidor y la Regatería.
Y sin salir de la provincia, nos vamos a Tarazona, para visitar su plaza de forma rectangular y con balcones volados de madera. En una esquina se encuentra grabado un escudo del Papa Inocencio XI y en el centro hay una fuente de principios del siglo XX.
En Ciudad Real, nos topamos con la Plaza Mayor de Valdepeñas, o también Plaza de España, está formada por edificios porticados de fachada blanca y azul añil en tres de sus lados. En el centro encontramos la fuente también de principios del siglo XX, como la de Tarazona, donde destaca una prensa de vino, no puede faltar en Valdepeñas alusión al vino por doquier, rodeada de ángeles y del pez Tritón, que simbolizan el agua y la vida.
Y también en Tomelloso hay una Plaza de España que es de las más bonitas de la región. En ella se encuentra el Ayuntamiento, la Oficina de Turismo, la antigua Posada de los Portales -albergue de viajeros y caballerías hasta los años setenta- que conserva su estructura original. En su fachada pueden apreciarse las peculiares galerías de balaustres torneados, muy al estilo de los corrales de comedias. También en la plaza está la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora y el Casino.
Por último, es imprescindible haer una parada en San Carlos del Valle, que presume de una bella y singular plaza empedrada, rectangular y con balcones voladizos de madera, cuyo protagonismo lo cobra la iglesia barroca del Santísimo Cristo del Valle: un inmenso cubo al que se superponen cuatro torres en sus ángulos y una enorme cúpula que emerge sobre el edificio.
Cerramos el viaje por la provincia de Toledo, donde merece una visita obligada la Plaza Mayor de Ocaña, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1981. Es una plaza de traza barroca que se comenzó a construir en 1777 por orden de Carlos III. Su planta es la de un rectángulo casi cuadrado, con 18 arcos en los lados mayores y 17 en los lados menores. Es la tercera más grande de España, sólo por detrás de Madrid y Valladolid. Sillería almohadillada, arcos de medio punto de ladrillo, y pórticos o galerías cubiertas son los protagonistas.
También destaca por su belleza la Plaza Mayor de Orgaz, un ejemplo típico de plaza toledana con soportales, de los cuales perviven una parte dado que la plaza sufrió reformas importantes en los siglos XVII y XVIII. La pieza central de la plaza la constituyen la fachada principal y la fachada conocida como "el paseo". Frente a la Iglesia, en la cara este de la plaza, se sitúa el antiguo Hospital de San Lorenzo. Aquí se encuentra también el edificio que albergó un antiguo pósito, de 1601.
Y una de la plazas más pintorescas y fotogénicas es la de Tembleque, emblema del barroco popular del siglo XVII. Sigue el esquema de los corrales de comedias y albergaba espectáculos mayoritariamente taurinos en su tiempo. Hoy en día sigue siendo el corazón del pueblo, y por su belleza y autenticidad es parada casi obligatoria en el viaje por tierras castellano-manchegas.
Quedan muchas plazas por citar… Puerto Lápice, Almagro… tantas y tantas que habrá que seguir viajando por Castilla-La Mancha este otoño y muchos más.