De desconocidos a tabú. Ciudadanos ha dejado de existir en las manifestaciones de los dirigentes políticos del PP y del PSOE. No se les menciona, no se les alaba, no se les ataca. Pero existen, a tenor del impulso logrado tras las elecciones catalanas y que las encuestas reflejan en la intención de voto de cara a las elecciones generales.
Este viernes, PP y PSOE convocaron a los medios para actos en los que prefirieron atacarse mutuamente. El PSOE, en su sede de Madrid, presentó la campaña "Gobernando con hechos", un repaso a los 100 días de autonomías lideradas por socialistas. La portavoz del Comité Electoral, María González Veracruz, reivindicó una campaña de propuestas y "en positivo", pero también criticó los "postureos, las políticas carentes de fondo" y los pactos del PP, con Bárcenas y con Rodrigo Rato.
Casi al mismo tiempo, el PP reunía en Cádiz, ciudad con un alcalde de Podemos, José María González, ‘Kichi’, a varios de sus dirigentes para criticar "las malas prácticas de los alcaldes radicales aupados por el PSOE", según el lema de la convocatoria.
Los dos grandes partidos saben que tendrán que pactar tras las elecciones del 20 de diciembre, pero plantean la campaña como un duelo entre ambos. El PSOE, además, enfatiza que es un combate entre dos líderes. "Estas elecciones se juegan entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez", dijo Veracruz.
El PSOE, además, ha recuperado el puño y la rosa, históricos emblemas del partido, para su cartelería y su nueva campaña de comunicación. Sánchez habla a la cámara delante de un mapa del poder socialista y del logo que desde las elecciones de 2011 se ha visto con recelo. Con Rubalcaba, el PSOE prefirió emblemas como la palabra "socialistas" y la retirada de las siglas. Según los dirigentes de entonces, la "marca PSOE" pesaba, estaba asociada a percepciones negativas y no conectaba con los tiempos de la nueva política. Ahora, cuando formaciones de nueva implantación en España pueden decidir quién gobierna el país, los dos grandes partidos apuestan por reivindicar un escenario bipartidista que ningún sociólogo reconoce ya.
El PP presentó además un documento en el que recopila las malas prácticas de las alcaldías gobernadas por plataformas apoyadas por Podemos. Lo estructura en varios capítulos: ataques a los símbolos nacionales, desahucios, mala gestión y desprestigio institucional, déficit democrático y por último, "odio y sectarismo, sueldo y enchufismo". El documento, de 16 páginas, arremete contra esos alcaldes, pero aún más contra quien ha permitido que gobiernen.
Uno de los vicesecretarios del PP, el andaluz Javier Arenas, culpó al PSOE de colaborar en la fabricación de "un coctel bomba para la regeneración de la vida pública en Andalucía y en España". El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, sí atacó a Ciudadanos, en este caso por apoyar al PSOE en Andalucía.
Fernando Martínez Maíllo, uno de los vicesecretarios del PP, criticó a Sánchez porque "ha perdido la centralidad" y porque "necesita pactar con quien sea, como sea y al precio que sea, porque se está jugando su futuro. Por eso el fin justifica los medios y pactará con quien sea, y a costa de lo que sea, en las próximas elecciones generales. Está en juego su futuro personal y político, no el de España y los españoles".
En la sede socialista de Ferraz, el discurso era justamente el contrario. Veracruz acusó a los populares de organizar un acto "simplemente destructivo y contra el PSOE". Según ella, Rajoy está "preocupado exclusivamente por que no gobierne" su partido.