Desgraciadamente a veces lo que bien empieza, mal acaba. Dolorosas excepciones a la regla que en esta ocasión han supuesto que Decide en Común salga del proceso de confluencia en el que venía trabajando con lo que empezó siendo Ahora en Común y ahora ha pasado a llamarse Unidad Popular.
Como partido nos comprometimos con el proceso de primarias abiertas de Ahora en Común. Se trataba además del proceso más abierto y de garantías que jamás se había hecho en España para la configuración de unas listas para unas elecciones generales. La ciudadanía podía elegir a quién votar, en el orden que quisieran y a cuántos quisieran, avalado el proceso además por la solicitud de envío de una copia del DNI del votante para comprobar la validez de su voto.
Un proceso así de abierto y participativo evidentemente -entendíamos- no podría nunca acabar dependiendo de las viejas fórmulas de reparto de “poder” político, del tradicional peso de cada partido por los parámetros tradicionales de medición porque evidentemente todo eso quedaba superado por la participación en un espacio más amplio y ciudadano como era Ahora en Común.
Los resultados de dicho proceso fueron muy positivos, con una candidatura que terminaba siendo realmente integradora, con todas las voces de marchas y mareas, de varios partidos políticos y movimientos sociales en la que teníamos el honor de haber sido elegidos como el número tres por Madrid, entre otros puestos.
Se había logrado crear algo mayor a la simple suma de las partes. Duró poco
Aunque públicamente seguía apareciendo Izquierda Unida como casi la única voz del proceso, algo comprensible por su trayectoria y por el candidato a presidir el Gobierno, el resultado era de una gran confluencia de todos, con el que efectivamente muy probablemente sea a día de hoy unos de los mejores políticos con los que contamos en nuestro país. Se había logrado crear algo mayor a la simple suma de las partes.
Duró poco. En la mesa de partidos se transformó todo a un proceso de coalición electoral al uso, las fuerzas de los partidos volvieron a aparecer en forma de votos o peso económico en vez de quedar bajo el mando de la Unidad Popular y tratamos de lidiar de la mejor forma con esa nueva realidad.
Hicimos propuestas de una dirección de la coalición donde todos tuviéramos el mismo peso y evidenciamos que como partido no somos compatibles con la solicitud de préstamos bancarios tanto porque están rechazados de origen como forma de financiación de nuestra formación como por la imposibilidad material de hacer frente con recursos propios a un posible crédito de campaña sin cantidad definida ni porcentaje asociado para cada partido.
Esa situación de riesgo no es compatible con un partido como Decide en Común, que nació para poder plantear una auténtica alternativa política, económica y social desde la óptica socialista y evitando errores conocidos y cercanos, donde las ideas quedan hipotecadas por los intereses de las deudas.
Nos vamos porque creemos firmemente en la necesidad de que exista un partido socialista a nivel nacional, que debe ser construido con los cimientos más sólidos posibles y con la máxima dedicación por nuestra parte. Un partido que no se presenta para dividir el voto, que en todo momento habló de procesos de confluencia y que está diseñado para poder tener un efecto multiplicador en procesos abiertos, como quedó demostrado en las primarias de Ahora en Común.
Nos vamos porque creemos firmemente en la necesidad de que exista un partido socialista a nivel nacional
Nuestros compromisos de democracia, transparencia y participación como partido son incompatibles con lo que en los últimos momentos se estaba planteando. Sin negar con esto que dicho proceso sea democrático, transparente y participativo, pero al menos no de la forma que desde Decide en Común vemos imprescindible.
Dejamos los puestos obtenidos, los posibles cargos, por las cargas que gustosamente aceptamos cuando decidimos hacer y construir un partido político nítidamente de izquierdas que reposase sobre la más radical de las formas de democracia interna.
Creemos que para el 21 de diciembre podremos ser más útiles a la sociedad si seguimos construyendo Socialismo, precisamente en estos momentos en los que tan abandonados estábamos los que así nos sentimos ideológicamente.
Alberto Sotillos Villalobos es el presidente de Decide en Común