En España existen 41 modalidades de contratación y, a grandes rasgos, dos tipologías de contrato, el indefinido y el temporal, que tienen partido el mercado laboral. En la última crisis, los trabajadores con contratos temporales fueron los primeros que pasaron a engrosar las listas del paro, por una razón fundamental: despedirlos era más barato. Abaratar el despido de los contratos indefinidos, como han hecho el PSOE pero sobre todo el PP en los últimos tiempos, tampoco ha servido para convencer a los empresarios de que apuesten por estos, al contrario. Hoy se firman menos contratos indefinidos en relación al total que hace cuatro años.
Ciudadanos, el partido liderado por Albert Rivera, tiene una propuesta que promete acabar con la dualidad: el contrato único. No es idea original suya, existe en otros países y ya fue lanzada hace tiempo en España por UPyD. ¿En qué consiste y por qué no la apoyan ni sindicatos ni organizaciones empresariales?
El contrato único es una fórmula que parte de una indemnización más baja que el indefinido (en días por año trabajado) que se va incrementando de forma progresiva con el tiempo. La filosofía que lo defiende se basa en la necesidad de simplificar la maraña actual de modalidades de contratación y además defiende que, al no encontrarse con un muro temporal que implique un cambio brusco de condiciones (el paso obligatorio del contrato temporal a indefinido transcurrido un tiempo), el empresario mantendrá al trabajador en el puesto de trabajo, en lugar de recurrir a la temporalidad de forma artificial para evitar las indemnizaciones que van ligadas al contrato indefinido.
Qué hay y qué proponen
Actualmente el contrato temporal tiene una indemnización por fin de contrato, para los que tienen una duración inferior a una semana, de 8 días por año trabajado (prorrateado) y de 12 días por año para los que superan la semana de duración. Los indefinidos, desde la última reforma laboral, tienen una indemnización de 20 días por año trabajado cuando el despido es por causas económicas y de 33 días cuando se trata de un despido improcedente. ¿Qué piensa hacer Ciudadanos con su propuesta?
El contrato único, según explicó a EL ESPAÑOL Toni Roldán, uno de los cerebros del programa económico del partido naranja, será además "un único contrato". Es decir, no convivirá en las nuevas contrataciones con tipologías de contratos temporales salvo, en todo caso, "los de sustitución". Todos los trabajadores iniciarán su relación con la empresa con un derecho a indemnización igual o superior al que tendrían en la actualidad de ser contratados como temporales, pero inferior a la que tendrían con las características actuales del contrato indefinido.
Cuánto será esa indemnización de partida es uno de los secretos mejor guardados del equipo económico de Ciudadanos, que asegura que no está definido y que no está claro que vayan a definirlo antes del 20D. Según Roldán, la clave es que no van a reducir el nivel medio de protección actual de los trabajadores, "la idea es que los plazos medios de indemnización por despido se mantengan o no suban, no que bajen". Esos plazos medios se sitúan, según sus cálculos basados en datos de la Seguridad Social, "en 13 días de media por año trabajado". Media que resulta de sumar contratos temporales e indefinidos (incluidos los que estaban en vigor en febrero de 2012 y que mantienen una parte de su indemnización ligada a los 45 días por año trabajado que estaban vigentes hasta esa fecha).
Si se parte de que los nuevos contratos, con el contrato único, nacerán con un derecho a indemnización por despido de 13 días por año trabajado (la media actual), falta por conocer con qué progresividad se iría incrementando ese derecho, algo que Ciudadanos tampoco define aún, aunque fuentes cercanas a la formación política hablan de tres días de incremento por año.
De ser así, con este contrato se estaría, por un lado, desde el primer momento por encima de la indemnización por fin de contrato en los contratos temporales actuales, que es como se ha dicho el tipo que más se utiliza. Por otro lado, se tardarían algo más de tres años en alcanzar las condiciones actuales del contrato indefinido en caso de despido por causas económicas (los 20 días) y más de siete años para alcanzar los 33 días por año trabajado en caso de despido improcedente.
Los argumentos de patronales y sindicatos
El contrato único no puede ni favorecer ni perjudicar a todo el mundo y, sin embargo o quizás por ello, la propuesta de Ciudadanos parece haber puesto de acuerdo a patronales y sindicatos en algo: no les gusta. A las empresas, porque quieren seguir contando con la opción temporal de contratación. A los sindicatos, porque consideran que es generalizar una rebaja drástica en la indemnización por despido.
Según explica a este periódico Teresa Díaz de Terán, directora del Departamento Sociolaboral de Cepyme (la patronal de la pequeña y mediana empresa), "un contrato único no es realista en el tejido empresarial español". Le parece positiva la intención de "simplificar, reducir los modelos de contratación, sin reducirlos a un contrato único. Si se simplifican, las pequeñas y medianas empresas no tendrán que echar mano constantemente de gestorías para definir sus contratos".
Considera que poner límites a la contratación temporal artificial, la que utiliza esta modalidad de contrato para sustituir unos trabajadores por otro en el mismo puesto de trabajo con tal de no pasar nunca al contrato indefinido, "se tiene que lograr de otro modo, con más inspección". Dicho esto, defiende "absolutamente la contratación temporal porque es totalmente necesaria en determinados sectores, sin tener por qué asociarla a la precariedad".
En la misma línea, Celia Ferrero, vicepresidenta de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), explica que "el contrato único lleva muchos años a debate en este país y nunca se ha podido aplicar porque el tejido empresarial español no tiene nada que ver con el de Dinamarca ni con el de Austria". Añade que "España vive de actividades muy estacionales y que el problema de la temporalidad está en controlar la causalidad del despido". También está de acuerdo en que "hay que simplificar el número de modalidades de contrato".
Preguntada sobre si no ve sentido al contrato único en sectores que no sean tan estacionales como los ligados, por ejemplo, al turismo, pide "una tabla donde se definan los derechos de partida de los trabajadores y cómo aumentan" y recuerda que, en los autónomos "se da un nivel mucho menor de rotación en los contratos porque al autónomo ya le interesa alguien que se quede, no formar constantemente a nuevos empleados".
Por su parte, Ramón Górriz, secretario confederal de Acción Sindical de CCOO, explica que el problema es que "en España se firman millones de contratos cada año porque un contrato no significa un empleo" y eso ha llevado a ofrecer el contrato único "como fórmula para eliminar los temporales". Sin embargo, añade, "ese fin se busca reduciendo mucho la indemnización al principio, lo que acaba transformando el contrato único en un despido único. Puede que logre que las empresas opten por esta fórmula de contrato indefinido pero claramente más precario". En su opinión, "lo que hay que hacer es definir las causas del despido y que el contrato temporal sea para trabajos temporales, el indefinido para puestos que perduran y el de obra y servicio para actividades que así lo requieran".
Roldán, de Ciudadanos, no está en absoluto de acuerdo con esta visión. "El problema del contrato temporal es que se usa para actividades que no son temporales". Y pone como ejemplo los trabajadores de un hospital. "No renovar al trabajador cuando se ha alcanzado el máximo de contratos temporales encadenados, en lugar de usar el contrato indefinido, equivale a descapitalizar la economía". Ir a la causalidad, añade, sería inaplicable. "Aunque se doblase el número de inspectores de trabajo no llegarías ni al 5% de los contratos que se firman al año para comprobar si son contratos temporales porque lo requiere la actividad o lo son de forma artificial".
La mochila austríaca
Ciudadanos se propone complementar su fórmula de contrato único con la llamada mochila austríaca, que consiste en ir dotando una bolsa de fondos y que estos tengan portabilidad, es decir, que el trabajador se los pueda llevar de un empleo a otro y que le sirvan en el momento de la jubilación. Según ha sido definida por el partido de Albert Rivera, esa mochila equivaldría al 1% del sueldo bruto anual, un compromiso que, reconoce Roldán, "no es aún muy grande". Dependerá de la evolución de los salarios pero para salarios brutos situados entre los 21.000 y los 60.000 euros, que son los que predominan en España, la mochila tras 20 años de trabajo, acumularía entre 4.200 euros y 12.000 euros.