Sevilla

En Andalucía están en juego 61 escaños, casi un quinto del Congreso de los Diputados. Un buen resultado en esta comunidad puede ayudar a hacer girar las bisagras de la puerta de La Moncloa. En estas elecciones tan abiertas todos los partidos se movilizan por un baile de 15 a 20 diputados a repartir entre Podemos y Ciudadanos. PSOE y PP también aspiran a arañar algo más que lo que dicen sus pronósticos.  

Los socialistas se han estado volcando desde la precampaña en organizar grandes actos. Grandes mítines frente al formato a pequeña escala del PP. Más de 1.000 asistentes frente a doscientos. Ciudadanos y Podemos, por falta de estructura y recursos, siguen la estela de los populares y concentran el esfuerzo ahora en la campaña. Esta forma de exhibir músculo electoral y desde el primer minuto del PSOE tiene un sólo objetivo: superar al PP en aquellos nueve puntos de ventaja que les sacaron hace cuatro años, lo que se traducen en 25 escaños.

El mensaje de Susana Díaz es claro: "La fuerza que pondrá al PSOE en La Moncloa vendrá desde Andalucía”. Eso se traduce en una movilización a todos los niveles del PSOE andaluz, pero también tiene otra lectura interna. Si como el CIS apunta, Pedro Sánchez se queda en esa horquilla de los 77-89 escaños, es decir, por debajo del umbral psicológico del fracaso de los 100 diputados, al PSOE-A y a Díaz les viene muy bien para después del 20D exhibir sus grandes resultados (sería su cuarta victoria consecutiva) y exigir.

Los indecisos, clave

Ese triunfo de los 25 diputados supera la proyección del último barómetro del CIS, que les da un intervalo de entre 21-25. Ellos apuntan al máximo, aunque lo hacen con precaución. También auguraron que superarían la barrera de los 50 escaños en las pasadas autonómicas (55 está la mayoría absoluta), y se quedaron al final en 47. Pero creen que tienen margen de maniobra y que incluso podrían superar sus expectativas. La clave está en ese 41,6% de encuestados que no sabe qué papeleta cogerá, según el CIS.

Si el PSOE logra esos 25 escaños, serían los mismos que obtuvo en 2011, pero son una clara ventaja ante un PP que se descalabra. Los populares caen de los 33 a los 23 ó 24 escaños que ellos creen que pueden conseguir. Son diez diputados menos, pero son cinco más de los que les asigna el CIS (19-21). Ven que pueden alcanzarlos volcándose en las provincias donde hay más bancada a repartir: Sevilla, Málaga y Cádiz. En estas tres provincias, además de otras dos más, estará el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y tienen previsto organizar seis grandes mítines.

Aunque las perspectivas no son halagüeñas, admiten su bajada pero no creen que llegue a tanto. Ahora son más los partidos en la competición y apuntan que los pronósticos nunca les son favorables en esta comunidad, algo que puede volver a repetirse. Desde las elecciones autonómicas de 2012, en las que Javier Arenas estuvo a punto de conseguir entrar en la Junta (lo impidió un pacto de PSOE e IU), el PP andaluz no levanta cabeza.

Con las cuentas más optimistas de PSOE y de PP, lo único que quedaría para repartirse entre los otros tres partidos en liza y con opción a escaño son de 15. Con las más pesimistas, 20 escaños.

Ciudadanos se anota el éxito de en pocos meses pasar de ser los cuartos a ser la tercera fuerza en Andalucía. El punto de partida cuando se convocaron las elecciones autonómicas, el pasado febrero, era una intención de voto del 2,4%, en el escrutinio lograron un 9,8% y ahora apuntan a un 18%. Traducido en escaños serían entre 11 y 14.

Los pronósticos de Podemos y Ciudadanos

Los buenos resultados que se apuntan para C’s les hace ser positivos. Su juego de oposición útil en Andalucía junto al PSOE, que contrarrestan con el apoyo al PP en la Comunidad de Madrid, les coloca en el centro del tablero político y contribuye a alejarles de la imagen de sucedáneo del PP.

En Podemos no se atreven a hacer pronósticos. No quieren creer en sondeos ni encuestas ni barómetros. Basta recordar la foto de la noche electoral de las autonómicas; pasaron de cero a 15 diputados y el gesto era sombrío. Su aspiración puede ser un diputado por provincia, incluso dos en Málaga y Sevilla, pero esto último lo ven muy difícil, más bien imposible. Asumen que abandonan la tercera posición en Andalucía y quedan los cuartos y que lo más probable son seis diputados.

Habrá que esperar a la rendición de cuentas después del 20D. Si los resultados no son buenos será el momento de las explicaciones y una puede ser la guerra abierta que se ha librado entre Andalucía y Madrid por las listas, o más bien entre la líder andaluza, Teresa Rodríguez, y el número tres de la dirección nacional, Sergio Pascual. Hasta seis cabezas de lista fueron colocados por este último aferrándose al proceso de primarias. También él es quien está detrás de los fichajes estrella, como el fallido del constitucionalista Javier Pérez Royo, y su sustituto, el ex coordinador regional de IU y autor de la pinza con el PP a mediados de los 90, Luis Carlos Rejón.

Otra de las tesis de este bajón podría ser que mientras Pablo Iglesias suaviza posiciones y coge la bandera de la socialdemocracia, en Andalucía, Teresa Rodríguez sigue en clave de izquierda anticapitalista.

En el caso de IU, todo pinta mal. Los dos escaños que ahora tiene por Málaga y Sevilla se pueden quedar en uno. En la coalición de izquierdas quieren aferrarse a ese 41% de indecisos que pueden cambiar las cosas y mantenerse como están ahora. Sin embargo, pueden quedar a cero. Sevilla es la provincia con más probabilidades de lograr diputado, el problema es que si hay algún sitio donde la CUT de Juan Manuel Sánchez Gordillo sumaba votos es precisamente en esta provincia. Ahora esas papeletas se irán volando a Podemos. 

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