Fue el alcalde más votado de España en las elecciones de mayo representando a un Partido Popular que perdía votos a borbotones. José María García Urbano (Coín, Málaga, 1963) es un rara avis en la política. Con 24 años ya era registrador de la propiedad, notario y abogado del Estado, un carrerón del que solo pueden presumir seis personas en España. Y en 2011, con más de veinte años de carrera profesional a sus espaldas, se animó a presentarse a la Alcaldía de Estepona, “por patriotismo". Nada más poner un pie en el Ayuntamiento, se aplicó a sí mismo las recetas de la austeridad (“quitamos todos los coches oficiales y 150 teléfonos móviles que se pagaba con dinero público”) y así, con muchos sacrificios y reduciendo a la mitad la abultadísima plantilla de personal, consiguió levantar la moral a un pueblo ahogado de deudas por los excesos.
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García Urbano no es un político criado al calor de las Nuevas Generaciones del PP y en las distancias cortas se nota. Correcto en las formas y pausado en el habla, no pierde la paciencia ni cuando el presidente del Ateneo de Málaga le recibe a las cinco de la tarde de un martes preelectoral para presentarle en una charla a la que solo acuden dos médicos forenses colegas del conferenciante.
La invitación oficial se envió hace mes y medio, cuando todavía no sabía que iba a ser él el cabeza de lista de Málaga al Congreso de los Diputados y que conseguiría otro hito: suceder a la histórica Celia Villalobos en una plaza que parecía de su propiedad. Los organizadores achacan la confusión a que el partido debía haber enviado militantes. Pero el político insiste: “Es un coloquio organizado por una institución”. Según él, las invitaciones nunca se enviaron.
EL ESPAÑOL acompaña durante un día entero al alcalde de Estepona, recientemente elegido como candidato popular de Málaga al Congreso de los Diputados. En su ciudad, los vecinos lo paran por la calle y le dan las gracias por la disciplina que ha impuesto en el Ayuntamiento y el lavado de cara que ha dado a las calles, repletas de árboles y macetas “para dar colorío a la ciudad”. Pero ahora va a representar en Madrid a toda la provincia, y en Málaga capital no lo reconoce nadie.
Habla bien de Celia Villalobos, aunque sus compañeros reconocen en privado que a la esposa de Pedro Arriola no le hizo ninguna gracia ser reemplazada por el de Estepona. “Mantengo con Celia una relación muy cordial, tanto dentro del partido como fuera. Ella está feliz de integrarse en la candidatura, no es tan importante el puesto”.
¿Cuál fue la pócima que utilizó en Estepona para conseguir la medalla de ser el alcalde más votado de España? “Prometer muy poco pero cumplir absolutamente todo, mantener un control muy riguroso del dinero público y tener gestos. La gestión sin gestos no llega a los ciudadadanos”. El alcalde cree que la corrupción ha pasado ya factura al Partido Popular. “Se cometió el error de no reaccionar con rapidez. Siento vergüenza”, reconoce.
Es 2 de diciembre y el día empieza a las 9.30 de la mañana en el bar Dulcinea de El Rincón de la Victoria, una ciudad dormitorio de la capital a 150 kilómetros de Estepona donde una treintena de jubilados le invitan a desayunar. Antes de beberse un Cola Cao y después de contar un chiste con el que despertó las carcajadas de casi todos, García Urbano impartió doctrina y explicó en un tono nada mitinero lo que significa para el Partido Popular las elecciones del 20 de diciembre.
“No vengo a convenceros de algo de lo que quizá ya estéis convencidos. Vengo a deciros que nosotros solos no vamos a ningún sitio. Os pido que os desgañitéis por donde vayáis porque si conseguimos convencer a uno más para que nos vote, conseguiremos un resultado mejor del que muchos esperan”.
Promesas electorales
El popular se despide recordando que los presupuestos de 2016 hay dinero reservado para acondicionar la Costa de Nerja a Manilva, los pueblos que unen Málaga de Este a Oeste. Es una manera más de pedir el voto. Viaja en el todoterreno de la concejal de Urbanismo de Estepona, Ana Velasco, que le acompaña en su periplo por la capital. Durante el desplazamiento, que supera la media hora por los enormes atascos que se forman en el centro de la capital por las obras del metro, le da tiempo a firmar electrónicamente algunos pagos que hay que hacer en el Ayuntamiento.
A las 11.30 llega la reunión más tensa de la jornada. Unos cincuenta funcionarios del CSIF le preguntan y repreguntan qué ofrece el Partido Popular a uno de los colectivos más castigados por la crisis. El presidente del sindicato en la provincia, Joaquín Pérez, recita antes de darle la palabra su inmaculado currículum. Él se presenta como el García Urbano funcionario para empatizar con el público, aunque pronto saca el político que ya lleva dentro y lanza un aviso a navegantes. “En época de turbulencias lo mejor es no cambiar”.
En el receso de la sesión, un funcionario se acerca al candidato para decirle que él fue apoderado e interventor del PP durante muchísimos años y le da las razones por las que ha perdido la confianza en el partido que él representa. "Que tengamos un presidente del Gobierno que envíe un mensaje que diga 'Luis, sé fuerte'". "Se ha disculpado", le justifica García Urbano. Unas disculpas que no le "valen" al votante.
El alcalde de Estepona tiene su primer acto público como número uno por Málaga al Congreso de los Diputados con el presidente del Gobierno al día siguiente de recibir a este diario. “La primera vez que hablé con Mariano Rajoy fue en 2010, cuando yo aún no era ni alcalde y él era líder de la oposición”. Dice que no está nervioso, pero si sus gestos denotan un punto de intranquilidad es justo al hablar de este tema. A su juicio, Mariano Rajoy como “el mejor activo” que tiene el PP para ganar las elecciones. Y eso que el presidente del Gobierno no tuvo el detalle de llamarlo cuando su candidatura en las elecciones de mayo fue la que más votos recibió en toda España. “Me llamó la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal; la jefa de gabinete de la vicepresidenta, María González Pico, y muchos amigos y conocidos que tengo en Madrid”.
En las distancias cortas, habla del presidente como “una persona de conversación fluida y con una virtud: que no se siente protagonista de las conversaciones. Escucha”. Como buen funcionario es muy disciplinado y hará lo que le exija su partido si finalmente se aprueba la ley de “una persona, un cargo”. De momento, prefiere no desvelar con cuál de los dos puestos se quedaría. “Cada cosa en su momento”. El alcalde almuerza con la directiva del Colegio de Abogados de Málaga y, tras el café, se prepara la charla del Ateneo que finalmente se cancela por falta de público. Para compensar el desaire, el presidente de la institución obsequia al político con un libro del Ateneo. Sin dejar de sonreír ni un solo segundo, García Urbano busca el lado positivo al desplante: “Así me da tiempo a llegar a un acto de partido”.
Alabado hasta para la prensa adversaria
A las seis y media de la tarde, la junta directiva del PP de Málaga mantiene una reunión informal con una treintena de militantes en la enorme sede del partido en la capital. Antes de subir, un ciudadano le para por la calle y le deposita su confianza con una palmada en la espalda. “El ánimo lo tengo, me faltan más cosas”, le responde García Urbano, pidiendo sin pedir su voto. Antes de irse, el vecino recuerda a la periodista que le acompaña que el alcalde de Estepona “es un candidato alabado hasta para la prensa adversaria, y mira si es complicado”. ¿Es la política una profesión ingrata? "Es que no hay que tomarla como una profesión, sino como un servicio público y como una época transitoria de tu vida, que dure lo que dure. Tiene que tener un principio y un fin".
Pese a entrar con la reunión empezada, García Urbano se sienta en la mesa de autoridades con el presidente, Elías Bendodo y el presidente de Honor, Joaquín Ramírez, que habla sin pelos en la lengua de los corruptos, “los delincuentes a los que hemos perseguido”. El histórico popular se preguntaba en voz alta delante de sus compañeros si era necesario que toda España viera a un policía metiendo a Rodrigo Rato a un coche policial agarrándole la nuca. “Eso demuestra que nunca hacemos trampas porque no es nuestro estilo”.
Los dirigentes reconocen a sus militantes que hay dos partidos emergentes que asustan, Podemos y Ciudadanos que solo proponen “tonterías y cosas absurdas”. Y lanzan el llamamiento: “El PP se hace cada día. Si no se hace cada día, se nos cae encima. Tenemos que volver a recuperar esa ilusión que hemos tenido tantas veces. Tenemos que recuperar a la juventud que otras veces han estado cerca de nosotros”.
A las siete y media de la tarde, con la noche ya avanzadas, se inaugura oficialmente la época navideña y la cúpula del partido sin el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, inaugura un enorme árbol de Navidad con unas gigantescas bolas azules. Tras la despedida de cargos públicos, militantes y simpatizantes, García Urbano vuelve a Estepona con su compañera Ana. Hoy le ha tocado a ella coger su coche. “Aquí nos vamos turnando, unos días uno y otros días otro”. Su mujer le espera para darle el relevo y que cuide de "Danielito", el menor de sus cuatro hijos. Los tres mayores, de 23, 22 y 19 años, estudian en Madrid, dos Derecho y uno Medicina. “La idea de ser alcalde fue consensuada por todos en casa”.