El debate a dos ya se anunciaba aburrido tanto en la dialéctica como en el estilo. Las diferencias entre ambos rivales son muy acentuadas, sólo que esta ocasión se han televisado.
Pedro Sánchez ha llegado primero a la sede de la Academia de la Televisión, que hoy no ha creado escuela con el plató elegido. Un fondo gris, que lejos de iluminar, apagaba más el debate. El socialista ya ha asimilado que la imagen de un candidato es muy importante, y más aún en campaña electoral. Su rival, Albert Rivera, hoy ausente, le pisa los talones en las encuestas, así que Sánchez ha decidido explotar su percha.
Ha elegido el traje azul azafata que combina con acierto con camisa blanca y la corbata roja Psoe. Es el traje de Superman, el súperheroe, al que recuerda Sánchez cada vez que luce este outfit. También cuando se bajó del coche recordó que es un candidato joven y con estilo. Se protegió del frío y la lluvia de la capital con un abrigo tres cuartos de lana gris, a la última. Y no quiso dejar su inseparable mochila en el coche. Ese gesto de naturalidad, ha sido un punto a su favor.
A pesar de que en un principio se dijo que Begoña, su mujer, iba a mantenerse en un segundo plano, los asesores de campaña saben que Michelle Obama, tuvo el mismo peso en la campaña que su marido. A ella, le ha sucedido igual, aunque no habla, no se separa de su marido, sobre todo en los momentos clave. Hoy ha ganado votos acudiendo y posando de la mano de su marido. Los votantes valoran el modelo de familia.
Begoña saca un aprobado alto en su look pero puede arriesgar aún más. Hoy la ha salvado la cazadora de cuero roja, tan de moda entre las celebrities como Paula Echevarría y Elsa Pataky.
Mariano Rajoy ha suspendido en estilo. No ha tenido en cuenta que su rival tiene 17 años menos y en lugar de rejuvenecer su aspecto, lo ha envejecido eligiendo el traje con el tono más oscuro. El corte es perfecto, porque se los hacen a medida, y la camisa blanca y la corbata azul con los que lo ha combinado, también acertados, pero demasiado regios como su es su estilo habitual. Lejos de parecer el favorito de las encuestas, parecía el candidato derrotado.
Ni siquiera ha arriesgado en las gafas. Los modelos sin montura no se llevan, debería probar unas lentes de pasta con algún color, incluso el negro. Claro que hay que tener personalidad para saberlas llevar, y el candidato popular es campechano pero rancio.
Por fin en un debate el maquillaje ha sido acertado. Aunque a Campo Vidal y a Rajoy se les han puesto las orejas rojas del calor de los focos y de los nervios del momento. A Mariano también se le ha puesto morada la cara cuando Sánchez le ha sacado los trapos sucios de la corrupción popular.
El rostro del candidato socialista acusaba hoy el desgaste de la campaña y su pelo no brillaba tanto como en el anterior debate, pero lo ha resuelto muy bien con un brillo de labios rosáceo, que desviaba la atención del espectador hacia su boca, sobre todo en los planos cortos, haciendo olvidar el resto.
Por cierto, que el superhéroe Sánchez ha demostrado que es humano y, casi al final del debate, se ha podido apreciar también el sudor en su labio superior.
Faltaban, para dar más juego, Albert Rivera, el candidato más estiloso y sexy de la campaña e incluso Mr. Alcampo, Pablo Iglesias, cuyo estilo desaliñado se ha echado de menos en el debate tan soso de hoy, en todos los aspectos.