Arteixo tiene su propia Moncloa pero es muy distinta del palacio que habita el presidente del Gobierno. Su Moncloa es el restaurante y hotel La Florida, situado a menos de un kilómetro de la sede de Inditex. “Empezaron a llamarnos La Moncloa porque aquí venían muchos políticos”, explica su dueño Ramón Barca. “Venían, comían, charlaban. A veces estaban aquí hasta las tres de la mañana. Yo les dejaba la botella de whisky encima de la mesa y me iba ahí a dormir al cuarto de atrás”.
La historia de Ramón es la de muchos gallegos y la de muchos españoles. A los 19 años emigró a Suiza a probar suerte como ebanista. La tuvo. Con sus ahorros compró un terreno en Arteixo para montar su propio negocio. Su idea inicial era construir una fábrica de muebles o elaborar gaitas para quienes emigraban a América Latina pero el solar terminó siendo un restaurante.
Durante un tiempo alquiló el local a un conocido que no supo gestionar el negocio. Así fue como Ramón volvió de Suiza y asumió la gestión. Ya jubilado y con su hijo en la cocina, sigue junto a la barra porque le gusta hablar con los clientes, aunque ya no haya tantos políticos entre los comensales.
“Había diputados que venían a comer desde Madrid. Los políticos ya no son como los de antes. Feijóo sí ha venido”, explica. “PP y PSOE e intentaron convencerme para que me uniera a ellos pero no iba conmigo”.
Ramón no sabe que Arteixo es una de las pocas localidades españolas que calcan los resultados de las elecciones generales. Sus 30.000 habitantes son una réplica demográfica del país. “Entonces gana el PP y el PSOE será tercero”, sentencia el dueño de La Florida.
Una localidad, trece parroquias
Arteixo vota como España porque encierra varias realidades. No es un ‘concello’ uniforme. Está compuesto por 13 parroquias y cada una es un pequeño microcosmos. “Somos una mezcla de industria y mundo rural”, reconoce su alcalde, Carlos Calvelo Martínez, del PP.
“Aquí hay una doble estructura: la urbana, con cuatro núcleos, entre ellos el propio Arteixo; y el área rural, con 8.000 habitantes”, explica. “Pero hay que tener en cuenta que en los años 40 todo esto era una aldea”, argumenta el alcalde.
La desigualdad no sólo está en el número de habitantes. También está arraigada en el territorio. “Arteixo no sólo es lo que ves aquí”, se quejan Elías y Sonia, que pasean a Nora mientras van a buscar a su otro hijo al colegio. “No todo es como el parque fluvial [que recorre el centro urbano]. Donde nosotros vivimos no podemos salir a pasear con el cochecito del bebé porque en nuestra parroquia no hay aceras y en algunas zonas tampoco hay alcantarillado”.
En Arteixo hay cuatro colegios, incluido el segundo más grande de toda Galicia con 1.000 alumnos. “Tenemos muchos niños porque aquí han llegado a nacer más de 300 bebés al año. Ahora hemos vuelto a bajar a unos 250. Es una de las tasas de natalidad más altas de Galicia”, asegura el alcalde.
El alcalde no esconde las desigualdades de las que hablan sus vecinos: “Es cierto. En algunas parroquias de Arteixo no hay aceras. Estamos elaborando la interconexión, para unir mejor todas las parroquias, pero es difícil. Hay que tener en cuenta que aquí el régimen de propiedad es muy complicado, hay vecinos que no quieren ceder su terreno para hacer aceras, por ejemplo. Es complicado”.
El despegue del textil
El ‘boom’ de Arteixo llegó en los años 80. Inditex fabricaba entonces en su localidad de origen. Hoy casi todas sus prendas se producen en lugares de Asia. Pero en Arteixo se mantienen sus oficinas y su principal centro logístico global. Parte de la plantilla de Inditex reside allí. “Más o menos la mitad: unas 2.000 personas. Y la empresa paga sus impuestos aquí”, recalca Calvelo.
No es la única industria del núcleo urbano. Un paseo por Arteixo permite ver algunos de los grandes nombres del la gran empresa española. Gas Natural Fenosa cuenta con una central térmica. Están también Ferroatlántica (del grupo Villar Mir) y Pescanova, que tras su reconversión ha concentrado aquí su cocedero de marisco.
Una refinería
La refinería de Meicende es propiedad de Repsol y es uno de sus pilares industriales de Arteixo. También es un foco de conflicto. “La refinería arrastra bastantes pleitos con A Coruña por su ubicación pero es muy importante para la localidad. La gente no quiere que se cierre”, asume el alcalde de Arteixo, que vive a 100 metros.
“Nos aporta ingresos”, explica. “Sólo pedimos que se cumplan las medidas medioambientales. A veces cargar el coque provoca que llegue carbonilla a las viviendas. No rechazamos la identidad industrial, pero tiene que haber un equilibrio”.
El área de la refinería es un polo industrial y hasta ahora era también un caladero de votos socialistas. “Es curioso: era nuestro feudo pero el alcalde es de allí y la gente votó por él en 2011”, asevera Martín Seco, secretario general del PSOE en Arteixo y portavoz municipal de la formación.
Meicende es el extremo norte del ‘concello’ y limita con A Coruña. En la travesía que parte en dos su núcleo urbano hay una docena de bares que viven de la refinería. También locales en alquiler y tiendas de barrio. Uno de esos locales alberga la peluquería de los hermanos Barbeito: Raúl y Quique.
“El alcalde ganó porque era de aquí y es cierto que algo lo ha mejorado. Ha traído el bus pero tiene que mirar lo de la contaminación”, critica Raúl.
“Somos una ciudad dormitorio”, explica su hermano. “Estamos al lado de A Coruña pero los pisos son mucho más baratos. Sólo un 30% de la gente que tiene piso trabaja aquí. Tenemos muchos problemas. Aquí no podemos hacer ningún trámite ni podemos ir al médico por la tarde", enumera. "Las municipales fueron muy diferentes porque no se presentaron Las Mareas, que son Podemos".
“Yo a veces vacilo a la clientela, les hablo de Venezuela y la gente no entra al trapo. En estas elecciones va a haber mucha incertidumbre, porque hay gente del PP que se va a ir con Ciudadanos”, incide Raúl.
El impacto de la nueva política
La incertidumbre sobre cómo votará Arteixo no es distinta de la del resto de España pero sí es diferente la abstención. “Aquí siempre tenemos una abstención muy alta”, dice el alcalde. “En las municipales suele votar como mucho el 55% y en las generales el 60%”, En 2011, participación en el conjunto de España rozó el 70%.
“En las generales, el voto se moviliza más, sobre todo el de la izquierda”, explica el representante del PSOE en el ayuntamiento. “Ganó Felipe y ganó Zapatero. Pero en esta ocasión no sé qué va a pasar. En nuestro caso, el voto de izquierda se repartirá con las Mareas y es una incógnita. Yo creo que la izquierda sacará más votos pero estarán repartidos”.
No se sabe qué pasará con Ciudadanos y Podemos porque no hay precedentes. “Podemos no se presentó a las municipales y ahora todo es distinto porque no votas a un vecino”, apunta el alcalde. “El voto es para Pablo Iglesias y Albert Rivera”.
Los nuevos partidos se ganan el voto a pie de calle, puesto a puesto con vendedores y clientes del mercadillo del sábado. “Arteixo es el ámbito de influencia de A Coruña y tenemos que estar presentes. Es un polo industrial con una fuerte clase media y hay que estar aquí”, afirma Antonio Rodríguez, cabeza de lista de Ciudadanos por A Coruña mientras reparte propaganda electoral.
Es su primera campaña pero percibe un cambio: “La gente ahora es receptiva. Antes no querían hablar con los políticos pero ahora nos dicen que nos van a votar y que necesitan un cambio, en la forma de gestionar y en la forma de hacer política”.
Una localidad sin deuda
Arteixo vota como España pero su capacidad financiera es extraordinaria. No tiene deuda y su presupuesto deja atrás al de los municipios vecinos.
“Tenemos un presupuesto de 30 millones, el más alto de la comarca”, afirma Calvelo, que recuerda que tiene en puertas una inversión de 750 millones de euros para construir el nuevo puerto de salida de A Coruña. “Va a generar más impuestos y una progresión en ingresos. Es cierto que también tiene un riesgo medioambiental pero es que ya tenemos la refinería”, explica.
El ‘concello’ no tiene deuda, pero tiene el mismo problema que el resto de España: el paro. En gran medida, por la burbuja inmobiliaria. Su condición de localidad dormitorio hizo que se disparara el ladrillo. Cuando la burbuja pinchó, llegó el paro en la construcción. Desde hace seis años, no se conceden licencias para construir nuevos pisos. “Tenemos una tasa de paro muy alta, hay más de 2.800 personas en Arteixo que no tienen trabajo y es muy difícil que los albañiles vuelvan a tenerlo. También tenemos una tasa de población activa del 50%. Es la más alta de la zona”, justifica su alcalde.
En Arteixo hay ciudadanos procedentes de más de 50 países. Entre otras cosas porque Inditex requiere que allí haya gente capaz de exportar a medio mundo. Entre la población foránea, destaca la población de origen marroquí. El alcalde no da cifras de cuántos marroquíes viven en el ‘concello’ pero sí hace énfasis en su arraigo: “Es la tercera generación y su integración es muy buena. Tienen su propio centro social”.
La sombra de Amancio
Recorrer Arteixo sin hablar del fundador de Inditex es imposible. Allí creó su imperio y allí está también uno de sus caprichos, la hípica donde celebra dos concursos internacionales en los que se deja ver. Para sus vecinos es el señor Ortega. Algunos se quejan de verlo poco y otros presumen de tener en la localidad a quien ha llegado a ser el hombre más rico del mundo.
Su huella también se percibe. El último movimiento del empresario es la construcción de una guardería para 82 niños y una residencia para 64 ancianos. “El señor Ortega vive en A Coruña pero viene todos los días a Inditex. Se conoce perfectamente toda la realidad de Arteixo. La mujer, Flori, y su hija, Marta, toman tapas aquí y su nieto juega en el paseo fluvial. Son naturales, les saludas, no son llamativos, son como dos vecinos más”, afirma Carlos Calvelo.
El proyecto de la guardería de Ortega forma parte de un acuerdo del empresario con la Xunta de Galicia. Pero Arteixo fue un paso más lejos y también le pidió el centro de mayores. “Le gustó la idea y tiró para adelante”, asegura el alcalde. “Él paga la construcción, la gestión, después, será pública”.
De ‘O Bruxo’ a ‘La Potrilla’
Junto a Amancio Ortega hay dos personalidades de Arteixo que han dado el salto más allá de la localidad gallega. El primero es Arsenio Iglesias, ‘O Bruxo’, el entrenador del Deportivo de la Coruña que se quedó a las puertas de ganar la Liga por un penalti fallado. Su éxito en el equipo gallego le llevó a entrenar al Real Madrid en 1996.
Lejos del deporte ‘rey’, hoy otra deportista se lleva la fama en el ‘concello’: Marta Brañas, la primera campeona de España de boxeo (hasta ahora no existía ese trono); y la primera española que da el salto a profesional de este deporte en Estados Unidos.
“No sé qué se siente cuando te dejan KO porque nunca me ha pasado”, afirma tímidamente. En el mundo del boxeo es ‘la potrilla de Arteixo’ porque así la bautizó su entrenador. “Empecé a trabajar en Casas Novas (la hípica de Ortega) y la verdad es que me gusta, llegué a competir”.
Brañas es militar. Forma parte del Ejército de Tierra, donde sirve en la Fuerza Logística Operativa de A Coruña. Por las tardes estudia la carrera de Enfermería y la compagina con los entrenamientos.
“Me gusta tener el apoyo de la gente de Arteixo”, explica. “Crecí aquí”. Por su carrera militar no puede hablar sobre política pero sí sobre el municipio: “Toda mi familia está aquí. Creo que en general tenemos buena calidad de vida. En estos años Arteixo ha cambiado mucho. Inditex ha influido, casi todo el mundo tiene a alguien que trabaja allí”.
Y sin embargo Arteixo esconde una paradoja: en sus calles no hay ningún Zara, Pull & Bear, Stradivarius ni Oysho. Allí no hay ninguna tienda del imperio Inditex.