A tres días de las elecciones, ningún partido es capaz aún de hacer un pronóstico sobre qué pasará el 20-D. En el Partido Popular, la única opción que se contempla es ganar las elecciones con la mayor distancia posible para que Mariano Rajoy pueda formar gobierno y no se unan los partidos de izquierdas con el único objetivo de echarlo de la Moncloa. Sin embargo, como las encuestas que llegan cada día hasta Génova son “esquizofrénicas”, el PP ya maneja un plan B por si finalmente Albert Rivera cumple su palabra y se abstiene en una sesión de investidura donde se propondría a Rajoy como presidente. Fuentes del comité de campaña del partido conservador no descartan una gran coalición con un PSOE que quedase en tercera posición y con Pedro Sánchez fuera de la secretaría general.
Mariano Rajoy y su entorno más cercano siente más simpatía por la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, que por el propio Sánchez, con quien terminó de romper la poca sintonía que les unía el lunes, tras el debate bronco que buscó el socialista en la Academia de la Televisión en un intento "a la desesperada" de "matar al presidente", según el PP. El ejemplo más claro de que en las filas populares ven con mejores ojos a la andaluza es la reacción del presidente del Gobierno tras el puñetazo que recibió en Pontevedra el miércoles por la tarde. Sánchez intentó hablar con él durante la tarde-noche y hasta se quitó unos segundos de su mitin para condenar públicamente la agresión.
Un buen gesto que ya no 'cuela' en el equipo de Mariano Rajoy, que dicen que el socialista tardó mucho en reaccionar. Más tardó Susana Díaz, que se puso en contacto directamente con el candidato conservador este jueves por la mañana, doce horas después que Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno contestó gustosamente a la socialista, según fuentes del entorno de los presidentes, y le contó el incidente.
Tras filtrarse la posible gran coalición, la líder de los socialistas andaluces ha publicado un tuit en el que tacha de "patético" y de "perdedores" que el PP sugiera dicha alianza: "Más que nunca hay que derrotarlos para que España cambie".
El atípico escenario electoral ha provocado que los estrategas de la política lleguen a la recta final de la carrera electoral sin un diagnóstico claro sobre qué pasará el domingo. Tan reñidos son los resultados que el Partido Popular firmaría hoy un Parlamento donde consiguieran 125 escaños y sacar cinco puntos de ventaja al segundo partido más votado, ya sea PSOE, Ciudadanos o Podemos.
Los populares han asumido que el bipartidismo ha llegado a su fin y aún no tienen claro cómo afectará la enérgica entrada de los partidos emergentes en el Parlamento. Las encuestas diarias que los conservadores reciben indican ya una clara tendencia: en las provincias donde se reparten tres escaños y tradicionalmente se repartían dos PP y uno PSOE o viceversa, ahora quedarían divididos entre tres partidos, lo que provocaría la pérdida en picado de representación territorial. Pase lo que pase, el PP quiere evitar como sea que se replique aquí lo que sucedió hace pocas semanas en Portugal, donde el líder conservador se quedó sin formar gobierno por una insólita coalición de izquierdas.
Ocho millones de mayores de 65 años
A punto de cerrar la campaña más impredecible de la historia, la dirección de campaña del partido conservador ha puesto toda la maquinaria en marcha para recrudecer el mensaje de que la estabilidad y el voto "útil" es el del PP porque, de lo contrario, solo quedaría "PSOEmos" con o sin Ciudadanos. A su juicio, los núcleos más pequeños están poblados de gente mayor, mucho más fiel a la hora de ir a votar que los jóvenes, el gran apoyo de Ciudadanos y Podemos. Las encuestas que manejan los conservadores indican que de los 8 millones de jóvenes entre 18 y 28 años que el 20-D está llamado a votar, solo ejercerá su derecho a voto menos del 50%. En el caso de los mayores de 65 años, granero afín al PP, superaría el 80%.
El PP se siente satisfecho con la campaña electoral que ha hecho el presidente Rajoy aunque reconocen que ese sobreesfuerzo del candidato de salir del plasma y humanizarse no se refleja en la intención de voto. Según sus datos, el PP mejora “ligerísimamente” pero de forma constante desde que arrancó la campaña electoral hasta tal punto de que llegar a convencer al 29% de los votantes lo consideran una opción real. “Vamos de menos a más, muy poquito a poco, pero siempre avanzando”, aseguran las mismas fuentes.
A por el voto útil
En el PP respiran más tranquilos porque, según su pronóstico, el partido que más ha pinchado desde hace dos semanas es Ciudadanos. “Subió mucho tras el 27-S y pinchó con la misma intensidad en las últimas semanas”, avanzan las fuentes conservadoras. El PSOE, según el mismo pronóstico, se mantiene estancado aunque consigue una leve mejoría tras el ‘cara a cara’ entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy.
El otro gran vencedor es Podemos, que confirmaría la remontada que tanto ansían. “Desde hace ocho días el partido de Pablo Iglesias sube y Ciudadanos baja”. En más de una encuesta que ya imprimen en Génova, el cuartel general del PP, Podemos supera al PSOE. De hecho, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la intervención que ha hecho este jueves en Barcelona, lo dijo muy claro. Si Rivera no le apoya a él, “apoyará a Pablo Iglesias”, en una clara alusión a esos pronósticos que avanzan que la remontada de Iglesias “en porcentaje y en votos” es real.
Sea como fuere, las encuestas indican que hay un triple empate técnico entre PSOE y los dos partidos emergentes. De hecho, los conservadores achacan la dureza de Sánchez en el ‘cara a cara’ por sus malos pronósticos. “Sánchez estaba en una situación crítica y salió a matar al presidente” hasta tal punto que durante el descanso, su jefe de gabinete, Jorge Moragas, le dijo al presidente que no se dejase interrumpir ni avasallar. Tras el famoso “hasta aquí hemos llegado” de Rajoy, cuando Pedro Sánchez le dijo que era un “indecente”, el candidato popular vio a un líder de la oposición más pausado, “como arrepentido”, aseguran fuentes cercanas al presidente.