Ante un escenario incierto como el que dejó el 20D, cualquier declaración o gesto de los líderes políticos está sujeto a interpretaciones. Hay miradas que sugieren pactos y palabras que los alejan. Por eso sorprendió Mariano Rajoy este lunes presentando como un misterio a la altura del asesinato de Kennedy el mensaje que le había enviado el líder de Podemos, Pablo Iglesias, la noche electoral.
Rajoy fue preguntado una y otra vez por el fragmentado Congreso salido de las urnas y los pactos para formar Gobierno. El presidente dijo que había hablado con Pedro Sánchez y que se "mensajeó" con Albert Rivera. De repente, Rajoy habló de un mensaje de Iglesias, dibujó una media sonrisa de las suyas y se negó a hacer público el contenido de la conversación.
El enigma sembró alguna duda en cabezas malpensantes como las de los periodistas. El PP, con 123 escaños, y Podemos, con 69, son partidos antagónicos. Pero la suma de ambos es la mayoría absoluta de la cámara. Nada más lejos de la realidad. El mensaje no podía ser más inocente. Iglesias le preguntó a Rajoy si sabía a qué hora se conocería el escrutinio definitivo. No era para tanto.
Iglesias le preguntó a Rajoy si sabía a qué hora se conocería el escrutinio definitivo.
Rajoy e Iglesias han trabado una buena relación personal, alimentada políticamente por intereses mutuos en la conquista de espacios ideológicos distintos. Desde que Iglesias fuera invitado a la Moncloa por primera vez tras la moción separatista del Parlamento catalán, el contacto ha sido fluido entre ambos.
Iglesias fue el primero en contactar con el presidente del Gobierno tras la brutal agresión que sufrió en Pontevedra. También hablaron después del atentado contra la embajada de Afganistán y los atentados de París. Si todas las preguntas fueran tan fáciles de responder como la de Iglesias, formar gobierno no sería tan difícil. Y no habría misterios que resolver.