Miércoles negro para el Partido Popular a cuatro días de las elecciones. Las grabaciones publicadas contra el ministro Jorge Fernández Díaz ha supuesto una auténtica bomba de relojería en el seno del PP, que ha levantado un cordón para proteger a uno de los hombres más cercanos al presidente con una consigna: es un plan urdido políticamente contra él. Los grupos de la oposición han apartado sus diferencias y se han unido para pedir casi al mismo tiempo la dimisión inmediata del ministro del Interior en funciones. Tanto PSOE como Ciudadanos y Podemos creen que el escándalo puede convertirse en votos el próximo domingo.
La filtración de unas grabaciones donde se escucha a Fernández Díaz urdir un plan contra altos dirigentes de ERC y CDC ha provocado un auténtico terremoto interno en el Partido Popular. La noticia saltó a última hora del martes y esa misma noche el ministro conversó con Mariano Rajoy para explicarle lo sucedido. El líder del PP se enfrentó a las preguntas del periodista Carlos Alsina a primera hora de este miércoles y lo primero que hizo fue protegerse de las grabaciones que indicaban que él estaba al corriente de todo. Cuatro horas después, descendía de un tranvía de madera en el puerto de Sóller, en Mallorca, para continuar con su plan de campaña.
Hasta en dos ocasiones repitió a los periodistas, para que no hubiera lugar a dudas, que era un plan político contra su ministro. “Estamos en lo de siempre, hay alguien que intenta aprovechar y pescar en río revuelvo y ver qué saca a cuatro días de las elecciones”. En Moncloa y en Génova intentaron vender también un mensaje de tranquilidad. Insistieron en que estas grabaciones “no afecta para nada” la ruta electoral planificada por el comité de campaña. Sin embargo, en privado ya dan por perdidos los escaños por los que peleaban en Lérida y Barcelona, donde el afectado encabeza la lista conservadora. “Esto sirve de alimento para los independentistas”, reconoce un miembro del comité nacional del PP.
El respaldo de Rajoy
Mientras Rajoy seguía vendiendo en Mallorca su plan para los siguientes cuatro años y sonreía a los feligreses que se le arrimaban para hacerse algún que otro selfie, sus contrincantes políticos sacaron todo el jugo que pudieron a este zumo. El líder de C´s, Albert Rivera, aseguraba públicamente que “el Ministerio del Interior es de España, no es de Rajoy o de Fernández Díaz. Es inadmisible usarlo ilegalmente contra grupos de la oposición”. Además, en el partido naranja están muy contentos por cómo está yendo la campaña y son optimistas con respecto al resultado electoral final.
Tanto en sus apariciones en prensa como en su visita a Guadalajara -feudo donde baila un escaño que podría ser para Podemos- Pablo Iglesias ha exigido que haya "dimisiones" en el Gobierno. Gracias a este asunto, el cabeza de lista y sus correligionarios han visto reforzado su discurso contra las corruptelas del Partido Popular. Así, repiten que "los antisistema" son quienes pervierten las instituciones, en referencia a la formación que preside Mariano Rajoy.
El PSOE también se ha agarrado al escándalo como un clavo ardiendo para mejorar los pronósticos electorales y confía en que sirva como el revulsivo que necesita su electorado. Fuentes socialistas explican que las grabaciones del ministro pueden ayudar a movilizar a los votantes socialistas y, de paso, "arañar algunos del PP a los que le dé asco votar a Rajoy después de esto".
La ilusión del PSOE
El candidato, Pedro Sánchez, aprovechó el escándalo que ha sacudido al Partido Popular para hacer una declaración institucional, ponerse la corbata casi por primera vez en la campaña y cargar contra la instrumentalización de las instituciones públicas durante estos cuatro años. No sólo la Policía o el Ministerio del Interior, sino también la radiotelevisión u otras instituciones del Estado.
El PSOE cree que puede beneficiarles en provincias como Lleida, donde aspiran a arrebatarle un escaño, o en Albacete, un caso similar, donde Sánchez dio un mitin este miércoles, a tres días del fin de la campaña. Por su parte, el Partido Popular teme que la profecía de los socialistas se pueda cumplir y los indecisos, a última hora, se acuerden de las grabaciones del ministro y depositen su voto en otra urna que no sea la del PP.
En privado, el PSOE reconoce que la corrupción "pasa un efecto limitado", pero confían en que el escándalo les ayude a vencer a las encuestas y, de paso, consolidar la imagen de Sánchez como el cambio seguro y sin aventuras frente a Pablo Iglesias. Desde el punto de vista estratégico, es evidente que este escándalo ha beneficiado a Podemos ya que la campaña del partido morado se ha centrado, tanto en toda España como en Cataluña, en presentarse como única alternativa al PP.
Sin embargo, en el seno de la formación que dirige Iglesias existen serias dudas sobre quiénes serán los beneficiados del escándalo en las urnas, sobre todo en Cataluña. A su juicio, existe la posibilidad de que las formaciones independentistas -ERC y Convergencia- salgan reforzadas en Cataluña como consecuencia de las revelaciones sobre Fernández Díaz. Eso sí, creen que en el resto de España sí pueden obtener réditos electorales de este caso.
Objetivo: transmitir tranquilidad
Desde que el ministro del Interior hizo una comparecencia pública a las once de la mañana y se presentó ante los ciudadanos como una víctima, la consigna lanzada desde Génova y Moncloa es cerrar filas en torno a Fernández Díaz y utilizar sus mismos argumentos para defenderlo. Nadie en el PP ha condenado las grabaciones de su compañero y todos creen que quien ha delinquido es quien ha grabado y no el ministro. “¿Por qué sale ahora si se grabó hace dos años?”, se preguntaba una persona de la máxima confianza del presidente del Gobierno en funciones mientras éste ofrecía el mitin en Sóller para engordar la teoría de la conspiración política contra él.
El objetivo ahora del Partido Popular es transmitir tranquilidad y seguridad. “El ministro ya ha indicado que se va a abrir una comisión de investigación”, se justificaban. Hasta el viernes, último día de campaña, quieren volver a lanzar el mensaje de que hay que concentrar el “voto moderado” para frenar a Podemos. El domingo por la noche se comprobará si la estrategia ha funcionado o, por el contrario, el escándalo Fernández Díaz ha pasado factura a un PP que lucha por mantenerse en el poder.